jueves, 26 de mayo de 2016

Entrevista a Sharath Jois en LA Yoga - Yoga y espiritualidad.

La revista LA Yoga (Los Ángeles Yoga) ha publicado este mes una entrevista con Sharath Jois, director del KPJ Ashtanga Yoga Institute en Mysore, India, y nieto de K. Pattabhi Jois, que tiene algunas partes muy interesantes y que he traducido al castellano para favorecer su divulgación fuera de la comunidad angloparlante.  Aquí está el enlace al artículo original.




Entrevistadora: Muchos guías espirituales construyeron centros en Los Ángeles para divulgar el yoga.  ¿Crees que Los Ángeles es un lugar espiritual?

Sharath:  Las propias prácticas lo hacen espiritual.  Allá donde hay mucha gente espiritual, hay sitios espirituales.  ¿Por qué son espirituales los Himalayas?  Porque hay mucha gente espiritual allí que experimenta la espiritualidad y que tiene experiencias espirituales.  Ése es el motivo por el que muchos gurús fueron a Los Ángeles; porque había personas a las que les interesaba la espiritualidad.  Cuando hay gente interesada que quiere saber sobre espiritualidad, ellos se vuelven espirituales y el sitio se convierte en un lugar espiritual.  Quizás aquí exista este tipo de conexión.

E: El sur de California fue el primer destino que tu abuelo, Sri K. Pattabhhi Jois, conocido como Guruji, visitó en los Estados Unidos.

S: En 1975, Guruji fue a Encinitas.  Fue el primer lugar de Estados Unidos en el que enseñó Ashtanga Yoga.  Paramahansa Yogananda también estableció allí su centro.  La gente empezó a pensar en espiritualidad y en yoga.  Querían aprender sobre yoga y descubrir lo que es, así que los gurús comenzaron a viajar.

L: El yoga ha sido reinterpretado muchas veces.  ¿Crees que el yoga es clásico y moderno al mismo tiempo?

S: Por supuesto.  Hoy día se ha convertido en algo más físico, por el estilo de cómo hacer un pino.  No hay espiritualidad en esto.  Es sólo algo físico, cómo doblar tu cuerpo y como alinear tu cuerpo, pero el yoga clásico consiste en llevar disciplina a tu cuerpo y a tu mente, y cómo esa disciplina te conduce hacia la espiritualidad.  Tiene que ver con los yamas y niyamas, que son unas ramas muy importantes en la práctica de yoga.  No hay mucha gente que preste atención a esto.  Sólo centran su atención en el aspecto físico del yoga... no hay respiración, no hay vinyasa, no hay enfoque.  Todas estas cosas, que denominamos tristana, son muy importantes en nuestra practica de asanas.

Algunas formas de yoga moderno se han convertido básicamente en acrobacias.  Nadie sabe cuándo inhalar, cuándo exhalar, cómo la postura ayuda al cuerpo y a la mente.  No saben cómo la respiración ayuda al cuerpo, al sistema nervioso y a la mente.  Pero esto es muy importante.  El yoga se está haciendo muy popular en todo el mundo, pero hay pocas personas que hayan entendido el yoga correctamente, que hayan ido a las raíces del yoga.  Todo es como un circo; doblar el cuerpo no quiere decir que haya espiritualidad.

E: ¿Qué es el estilo Mysore?

S: Permite que te explique primero qué es una clase guiada, en la que decimos los nombres de las asanas, contamos los vinyasas y cada estudiante practica el asana al mismo tiempo.  Esto es para mejorar el vinyasa y adquirir una comprensión adecuada del sistema: dónde inhalar y exhalar y seguir el vinyasa correctamente.

La clase Mysore es aquella en la que no hay cuenta.  Supervisamos e intentamos ayudar a los estudiantes a mejorar diferentes posturas.  No es estilo Mysore, sino un estilo de uno a uno.  Los estudiantes practican a su propio ritmo.  Esto se llama estilo Mysore porque surgió en Mysore de la mano de Pattabhi Jois.




E: Practicar en la shala de Mysore recuerda a las Naciones Unidas del yoga.  Puede que los estudiantes no hablen el mismo idioma, pero cuando hacemos nuestra práctica juntos se crea una hermosa energía.  ¿Qué opinas del mundo del Ashtanga, cada vez más global y más grande?

S: El yoga no tiene ningún idioma.  Cuando hay sesenta estudiantes practicando en la shala, no hay un idioma común pero sí algo común: la práctica de yoga.  Todos hacen la misma práctica, las mismas asanas, incluso saben qué asana es cada una, con cuántos vinyasas.  Todos hacen a la vez la misma asana en el mismo orden, y ése es el idioma que trae tanta paz.  Tu energia, su energía, todo está entrelazándose y generando esta gran bola de energía en la shala.  Es muy importante, y es el único idioma.

Cuando se practica en silencio, se genera cierta energía que lleva paz a todo el ambiente.  El silencio es el único método para obtener paz.  Una vez que tu mente se queda en silencio, todo se vuelve silencioso y sereno.  Todo el concepto, el propósito de hacer yoga, es llevar silencio y paz a tu mente.

En Mysore hay diferentes nacionalidades que hablan diferentes idiomas, pero en la práctica no se emplea ningún idioma aunque la energía sea tan alta.  Cuando la energía sube y nadie habla, sólo ves igualdad entre todos y cada uno de los estudiantes.  Ya no es que seas americano, japonés, coreano o australiano.  Cuando esta igualdad se instala, todo es uno.  Yoga es unidad.  Allí donde no hay emociones, ni felicidad, ni tristeza, ni castas, ni credos, ni nacionalidades, ni discriminaciones, eso también es yoga.  Es decir, el yoga es hacerse uno,

E: ¿Qué es un Shadaka?

S: Un Shadaka es un practicante que se entrega a la práctica y al linaje.  El yoga no es algo que pueda ser practicado viendo vídeos o leyendo libros.  El yoga ha de llevar a través del parampara, de un linaje, y tienes que ser devoto de ese linaje y tratar de aprender yoga.  Así es como el yoga debería llegar.

E: El enfoque "de uno a uno", sin intercambiar apenas palabras, ¿nos ayuda a conocer mejor nuestra naturaleza?

S: De acuerdo con nuestro linaje, no es posible enseñar a grandes grupos.  Podemos enseñar, pero no podemos conectar con mucha gente.  No podemos entender a nuestros estudiantes a menos que estemos enseñando de uno a uno.  Cuando hay demasiados estudiantes, no podemos alcanzar a todos.  Tu voz puede llegar, pero no puedes proporcionar una atención personal a cada estudiante.  Cada uno tiene diferentes estructuras corporales, condicionamientos mentales y flexibilidades.  Sólo cuando estás cara a cara con los estudiantes puedes entenderlo y darles lo que necesitan.

E: ¿Esto les ayuda en su camino espiritual?

S: El camino espiritual llega cuando entras en conexión con tu gurú.  Cuando proporcionas atención personalizada a un estudiante, hay mucha energía que fluye a través de tu estudiante.  Él puede sentir la energía.  Cuando la gente viene a practicar a Mysore, hay cierta energía aquí.  Cuando esa energía la genera un gurú, todos le seguirán, todos conectarán con él, todos pueden sentir su energía y tratar de practicar en esa energía.  Con una multitud no puedes tener esa misma energía.  Es como ir a un concierto de rock.  Puedes escuchar, pero no puedes establecer una conexión con el cantante.

E: ¿Qué impacto está teniendo Ashtanga Yoga en el mundo?

S: No hay un único lugar en concreto en el que esté teniendo impacto.  El yoga no es algo de un solo sitio.  El yoga ha llegado a muchos lugares, muchos países, muchas nacionalidades.  El yoga no pertenece a una sola cultura.  Todos deberían practicar yoga para su propio bienestar.  Una vez eso ocurra, todo el planeta se convertirá en un lugar espiritual.  Todo el planeta cambiará.  Todos se darán cuenta de su propia responsabilidad en la vida hacia este planeta, hacia la humanidad, y eso es en lo que tenemos que pensar.  El yoga proporcionará ese tipo de conocimiento.  No es sólo algo físico, sino cómo mantener tu propio bienestar y el de los demás.  Eso es el yoga.

martes, 10 de mayo de 2016

El rascacielos Bailén y el entorno de Ashtanga Yoga Bilbao hoy y en 1950.

El rascacielos Bailén en los tiempos de la estación de la Naja y de los barcos atracados en el Arenal.

En esta ocasión voy a salirme de la temática habitual del blog y dedicar esta entrada al entorno paisajístico que rodea nuestra escuela.

El edificio Bailén en cuya séptima planta se ubica Ashtanga Yoga Bilbao es, como muchos bilbaínos saben, un lugar emblemático de nuestra ciudad que durante varias décadas fue su edificio más alto.  Todavía hoy se lo conoce como el rascacielos Bailén, a pesar de que muchos de los edificios que hay a su alrededor lo superen en altura, y cuando la gente me llama para pedirme detalles sobre la ubicación de la escuela muchos enseguida identifican la famosa torre.

El rascacielos Bailén en el 2016.  Un tranvía moderno pasa justo por delante.

Todavía recuerdo que, de niño, paseando hacia el Arenal con mi padre, solía señalarme el edificio y en una de sus charlas culturales -era arquitecto- me lo describía como un soberbio ejemplo de arquitectura racionalista.  A mí no me terminaba de gustar; estaba mugriento de suciedad y parecía una aburrida torre de defensa antiaérea, pero con su insistencia a lo largo de los años logró que, por lo menos, el edificio no me pasase desapercibido.

Años después regresé a Bilbao.  Mi padre ya no estaba vivo y yo regresaba con unas intenciones insólitas e impensables en etapas anteriores de mi vida: buscar un lugar para abrir una escuela de yoga.  Anduve recorriendo Bilbao durante semanas, viendo locales y poniéndome en contacto con inmobiliarias y particulares que encontraba a través del periódico y por Internet.

El Arenal desde el rascacielos Bailén en los tiempos del trolebús y de las grúas de descarga de barcos.

Y cierto día, según salía del Casco Viejo tras haber efectuado una nueva barrida de locales y primeros pisos en busca de carteles de "se alquila", pasé por delante del viejo rascacielos.  Ya no estaba mugriento; lo habían sometido a un lavado de cara y se alzaba impoluto sobre la ría.  Entré a probar suerte y resultaba que se trataba de un edificio de oficinas que tenía varias en alquiler, aunque no las habían anunciado en ningún sitio.  Necesitaba una grande y, miel sobre hojuelas, la séptima planta estaba libre.  Quedé prendado nada más verla; cumplía todos mis requisitos, pero todos absolutamente, incluidos los más prescindibles como tener buenas vistas y luz natural.  Haría falta una buena obra, pero ni caído del cielo me podía imaginar haber encontrado algo así.  

El resto ya lo conocéis.  Al final aquella vieja oficina tardaría algo menos de tres meses en convertirse en Ashtanga Yoga Bilbao.  No me cabe duda de que mi padre fue quien despertó mi interés en aquel edificio y de alguna manera el culpable de que me hubiese dado por probar suerte ahí durante mi tediosa búsqueda del verano pasado.  Nines suele decirme que quizás haya sido él mismo quien, desde arriba, me haya querido echar una mano, y no la contradigo.  El destino lo labramos nosotros mismos con nuestras decisiones, pero éstas también se pueden "facilitar" y "encauzar".  No deja de ser curioso que los anteriores inquilinos de la séptima planta fueran unos arquitectos, colegas de profesión suyos.  Sea como sea, no me cabe duda de que a mi padre le habría gustado saber que he acabado cumpliendo mi dharma en aquel viejo rascacielos que a él tanto le fascinaba   arquitectónicamente.

El Arenal desde el rascacielos Bailén en el 2016,

Hace unas semanas, rebuscando en los puestos del domingo de la Plaza Nueva, cayeron en nuestras manos sendas fotografías que a día de hoy adornan los vestuarios de Ashtanga Yoga Bilbao.  Se trata de una fotografía del edificio Bailén desde el Arenal y otra del Arenal desde una de las ventanas del edificio Bailén.  Son unas fotografías antiguas sumamente interesantes desde el punto de vista actual, porque en ellas queda representado el Bilbao que fue pero que ya no es.

La construcción del rascacielos Bailén terminó en 1946 y yo nací en 1979.  Yo conocí la estación de la Naja y las vías que cubrían el muelle de Ripa.  Hasta finales de los años 90 y según recuerdo los primeros años 2000 siguieron utilizándose para ir en ferrocarril en dirección Barakaldo.  Pero lo que no conocí fueron grúas de descarga en el Arenal y barcos atracados en sus muelles.  La riada de 1983 hundió el barco Consulado, pero éste estaba atracado en el muelle de Uribitarte frente al Ayuntamiento.  Entre mis recuerdos infantiles tampoco hay sitio para trolebuses y tranvías, aunque los vestigios de viejas vías surcaban como cicatrices muchas calles de Bilbao.  Por todo ello, las fotografías que adornan esta entrada deben de remontarse a la década de 1950 o de 1960.  ¡Que las disfrutéis!  Y si quieres ver los originales, ya sabes, ¡ven a Ashtanga Yoga Bilbao!  Así, además de alegrar tu vista y recrearte en la nostalgia, puedes practicar yoga con nosotros.