sábado, 21 de septiembre de 2019

Cuarto cumpleaños de Ashtanga Yoga Bilbao: Equinoccio y yoga.

Cartel inaugural del 21 de septiembre del 2015.

Tal día como hoy hace cuatro años Ashtanga Yoga Bilbao abrió sus puertas.  Desde entonces, estos muros han visto transcurrir alrededor de seis mil horas de clases en las que cientos de personas han aprendido el método tradicional de Ashtanga Yoga.

La elección del 21 de septiembre del 2015 como fecha de apertura fue obligada por las circunstancias; el contrato de alquiler se había firmado el 10 de julio y nuestra intención era abrir lo antes posible.  Sin embargo, las obras de reforma no pudieron terminar antes y hasta la misma víspera estuvimos ultimando preparativos.  Finalmente, todo confluyó hacia aquel lunes 21 de septiembre en que tenía lugar el equinoccio de otoño, una feliz coincidencia que sólo cabía interpretar como un buen augurio.

Hace unas semanas, repasando el Yoga Makaranda de Krishnamacharya, en la página 86 me encontré con la siguiente frase:

Época para comenzar la Práctica de Yoga. 

Es bueno comenzar la práctica de Yoga en primavera (abril-mayo) u otoño (octubre-noviembre) o el principio del invierno (diciembre).  Si se empieza de esa manera, evitaremos enfermedades y la práctica de yoga reportará buenos resultados.  Si la práctica de Yoga es iniciada en otros meses, los resultados serán mediocres.


Tirumalai Krishnamacharya.

La cuestión de comenzar la práctica cada día antes del amanecer ya la hemos referido en otras ocasiones en este blog, pero por lo visto Krishnamacharya también sentía predilección por que la gente comenzara a aprender yoga en dos momentos concretos del año: octubre/noviembre o abril/mayo justo después de los equinoccios de primavera y otoño.

La elección de los meses de octubre y noviembre parece del todo lógica en un país como la India que durante los meses de verano se ve cotidianamente asolado por las lluvias torrenciales del monzón.  En nuestra cultura los meses de septiembre y octubre también son los habituales para iniciar nuevas actividades: tras las vacaciones de verano la gente regresa a las rutinas del curso y es más proclive a comenzar una colección por fascículos o a incorporar el yoga en su ocio.

No obstante, sorprende que los meses de abril y mayo también le resulten propicios a Krishnamacharya.  El solsticio de equinoccio en nuestra cultura suele estar cerca del parón de Semana Santa y es cierto que en un mes como abril e incluso mayo hay un buen número de personas naturalmente dispuestas a emprender la práctica de yoga.  Lo mismo sucede en enero tras las vacaciones de Navidad, momento que podría estar recogido en el párrafo de Krishnamacharya cuando se refiere al comienzo del invierno o finales de diciembre.

Sin embargo, quienes conocemos Mysore sabemos que abril y mayo son con diferencia los meses más calurosos de todo el año.  Yo siempre he evitado rigurosamente esos meses por los relatos de calor extremo que me han llegado.  De hecho la mayoría de profesores de yoga afincados en la India que conozco suelen suspender sus clases en esos meses.   El propio Pattabhi Jois solía aprovechar los meses de abril y mayo para salir de Mysore y viajar por el mundo y, del mismo modo, la temporada de enseñanza de su nieto Sharath Jois se ha situado típicamente entre octubre y marzo.  En los últimos años las temporada de Sharath es mucho más errática, con periodos de dos a cuatro meses en cualquier época del año desde junio a agosto y desde octubre a marzo, pero en cualquier caso continúa esquivando abril y mayo.

Pero lo que más sorprende no es sólo que Krishnamacharya hable de esos meses como los idóneos para que la gente se sienta más inclinada a hacer yoga, sino que los eleve a la categoría de requisitos.  Según el texto de Krishnamacharya, si una persona comienza a practicar yoga en pleno invierno o verano sólo cabe esperar un gran fracaso, tal y como si se tratara del ingrediente imprescindible de una receta o de plantar un árbol en la estación adecuada.  Si lo haces de otra manera, el plato no estará bien cocinado y la semilla no germinará.

No recuerdo una explicación satisfactoria a este respecto en ninguno de los textos de Krishnamacharya. de su hijo Desikachar o de su nieto Kausthub de que dispongo pero, conociendo la importancia que se le da al sol en la tradición de Krishnamacharya, no resulta difícil señalar al equinoccio como el elemento clave.  "As above, so below" ("Tal y como es arriba, así es abajo").

Solsticios y equinoccios.

Los equinoccios señalan los dos momentos del año en los que el Sol se sitúa directamente sobre el plano del Ecuador de la Tierra.  A medio camino entre los solsticios, en el equinoccio el día y la noche tienen exactamente la misma duración de doce horas y a partir de él el día y la noche comienzan a alargarse o acortarse.  Tras el equinoccio de otoño que nos ocupa (y que en realidad tendrá lugar el próximo lunes 23) las noches comienzan a ser más largas que los días y, en consecuencia, disfrutamos de menos horas de luz al tiempo que las temperaturas bajan y el final del estío deja paso a las lluvias.

La consecuencia de esta reducción de horas de luz y del empeoramiento del tiempo atmosférico suelen ser desajustes en los ciclos del sueño y, en el caso de algunas personas especialmente sensibles, tristeza, debilidad o un malestar generalizado que se conoce como astenia otoñal.

Energéticamente, si los ciclos de la luna se pueden asociar a la respiración, con la transición de la luna nueva hacia la llena equivalentes a la inhalación y la transición de la luna llena hacia la nueva equivalente a la exhalación, los ciclos solares también: la inhalación solar comenzaría en el solsticio de invierno, cuando la energía se encuentra en su momento más bajo, y concluiría en el solsticio de verano, su punto más alto.  La exhalación solar tendría lugar desde el solsticio de verano hacia el de invierno.  Los equinoccios, por tanto, se sitúan a medio camino entre los polos de los solsticios, de la misma manera que la media luna creciente y menguante se encuentran a media distancia entre los extremos de la luna llena y la luna nueva.

Pirámide maya de Chichen Itzá al contraluz.  Todas las culturas han atribuido propiedades mágicas a los ciclos solares.

En la tradición de Ashtanga Yoga se respetan los ciclos lunares y se escogen los días de luna llena y nueva como días de descanso.  En este artículo de nuestro blog desglosamos los motivos energético, histórico y práctico de esta controvertida tradición exclusiva de este sistema de yoga.  Desde el punto de vista energético, la razón que se esgrime para evitar la práctica es evitar esos momentos del ciclo lunar en que la energía se encuentra en su cenit y su nadir, su punto álgido y mínimo, por tratarse de días inciertos en los que podemos sentirnos más densos y testarudos o más livianos e inestables.

Otro tanto sucede con el ciclo solar.  Los solsticios son los puntos álgidos energéticos, como la luna llena y la luna nueva, y desde este punto de vista tiene todo el sentido que Krishnamacharya sitúe el momento idóneo para comenzar la práctica de yoga en los equinoccios, equidistantes de los solsticios.  En los equinoccios hay equilibrio: no hay ni poca energía ni demasiada, y nos encontramos en medio de fuerzas opuestas que se compensan la una a la otra: luz y oscuridad, receptividad y actividad, consciente e inconsciente, externo e interno.  Estos dos extremos de la naturaleza y de nuestra propia humanidad se encuentran parejos y nos ofrecen la oportunidad de enfocar una nueva actividad como la práctica de yoga con ecuanimidad, sin demasiado entusiasmo ni demasiada desgana y con un interés y una actitud adecuadas para que la semilla que nos disponemos a plantar germine y eche raíces en tierra fértil.

Muchas personas han comenzado a practicar Ashtanga Yoga en este mes de septiembre y el próximo fin de semana tendrá lugar en nuestra escuela un nuevo curso de iniciación al Ashtanga Yoga.  Si comienzas a practicar yoga en este equinoccio y estás leyendo esto, ¡enhorabuena porque Krishnamacharya y los astros están de tu lado!  Entretanto, una temporada más, las personas que nos encontramos detrás de Ashtanga Yoga Bilbao, profesores y alumnos, continuaremos forjando una comunidad en la que aprender y crecer.  ¡Te vemos pronto!