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viernes, 18 de mayo de 2018

Elogio a Sri Krishna Pattabhi Jois en el noveno aniversario de su fallecimiento.


Hoy hace exactamente nueve años que falleció Guruji, Sri Krishna Pattabhi Jois.  A menudo, cuando se produce un hecho de cierta trascendencia, la gente suele preguntar: "¿Dónde estabas tú cuando ocurrió eso?"  Recuerdo perfectamente aquellas semanas de mayo del 2009.  Una semana antes de su fallecimiento nuestro profesor Borja, que tenía contactos en Mysore, nos hizo saber que Guruji se encontraba en el hospital con graves problemas de salud.  El 18 de mayo por la tarde fui a Ashtanga Yoga Madrid y, al interrumpir la clase para recitar el mantra inicial, Borja nos informó que Guruji había fallecido o, como suele decirse con los maestros espirituales, que había entrado en Mahasamadhi.

Fue un momento triste para todos.  Borja reservó un billete de avión a Mysore con urgencia para poder asistir al funeral de su gurú y estar al lado de su familia.  Yo personalmente estaba atravesando una época difícil debido al estado de salud de mi padre, quien fallecería poco tiempo después ese año, pero recuerdo que ese mismo día en casa preparé un pequeño altar para Guruji con unas velas e incienso.  Como retrato utilicé el ejemplar del Yoga Mala que había adquirido en Mysore el verano anterior, en cuya portada había una fotografía de Guruji,  De hecho mantuve ese pequeño homenaje durante tres meses; no sé dónde había leído o escuchado que a los maestros espirituales había que guardarles luto durante tres meses y me pareció una bonita forma de hacerlo.   

Había tenido la suerte de conocer a Pattabhi Jois menos de un año antes, en verano del 2008, aprovechando la que, entonces lo supe, fue la única oportunidad que la vida me concedería y, mirando atrás, y como sucede con tantas cosas del pasado que no se pueden rebobinar, me gustaría haberla podido exprimir más.  Entonces, claro, no sabía cuán importante acabaría siendo ese hombre en mi vida y la de Nines, a la que ni siquiera conocía aún.  Sería precisamente el Ashtanga Yoga de Pattabhi Jois lo que nos uniría varios años después.  

Pattabhi Jois a través de su enseñanza ha cambiado la vida para bien a muchas personas, incluidos nosotros, y sólo podemos tener hacia él palabras de agradecimiento.  Nuestro dharma no es otro que transmitir su legado en Bilbao y nos sentimos en especial deuda hacia él, su persona y lo que representó como transmisor de un valioso conocimiento que sin él se habría perdido. 

He encontrado un elogio en Internet dedicado a la memoria de Sri Krishna Pattabhi Jois que me dispongo a traducir -además de corregir algunas imperfecciones biográficas- y que va a ser el homenaje que le dedico hoy.  ¡Espero poder publicarlo antes de que termine el día!  Aquí está el texto original.


Nació en la luna llena de julio del año 1915 y conoció a su gurú Krishnamacharya en 1927 a los doce años de edad cuando asistió a una exhibición de yoga que lo dejó impresionado.  El mismo día se acercó a Krishnamacharya y comenzó a estudiar a sus pies.  Estaba tan motivado que madrugaba cada día y caminaba cinco kilómetros hasta la casa de Krishnamacharya para hacer su práctica y a continuación corría hasta la escuela para llegar a tiempo a clase.  Así fue durante dos años, hasta que Krishnamacharya partió.

En 1932, con diecisiete años, se escapó de casa para comenzar sus estudios de sánscrito y filosofía en la Universidad de Sánscrito de Mysore, donde volvería a reunirse con Krishnamacharya después de tres años de separación.  Esta vez su relación se prologaría hasta finales de los años cuarenta.  En 1948 estableció el Instituto de Ashtanga Yoga en su casa.  Pattabhi Jois vivió muy humildemente hasta 1956, pero su compromiso hacia el yoga permaneció inquebrantable.  En 1956 su situación económica mejoró cuando obtuvo una plaza de profesor de yoga en la universidad local.  En 1964 recibió la primera visita de un occidental, el belga Andre Van lysebeth, quien lo visitó y permaneció con él durante dos meses.  Más tarde publicó un libro sobre yoga en el que proporcionó el nombre y dirección de Pattabhi Jois.  Esto situó a Pattabhi Jois y al Ashtanga Yoga sobre el mapa del mundo.  A partir de 1972 los occidentales comenzarían a aparecer en su casa de Mysore en cantidades cada vez mayores.  Su primer viaje a Occidente tuvo lugar en 1974, a Norteamérica.  Falleció el 18 de mayo del 2009 a la edad de noventa y tres años.

Pattabhi Jois fue un hombre de gran fuerza y, en consonancia con ello, Krishnamacharya le enseñó una práctica vigorosa.  Pattabhi Jois ha conservado esta forma de yoga que aprendió con el nombre de Ashtanga Yoga, que han conocido y practicado millones de personas en todo el mundo.

Pattabhi Jois dominaba el sánscrito pero su inglés era muy limitado.  Era un hombre sencillo pero con un nivel de estudios muy alto.  Había estudiado todos los textos importantes relacionados con el yoga.  Sin embargo, ponía un gran énfasis en la parte práctica del yoga muy por encima de la lectura de textos.  Pidió a sus estudiantes que no se centraran en la teoría, sino en la práctica.  Sus palabras más famosas son: "Practice, practice, practice, and all is coming!" (Practica, practica, practica, ¡y todo llega!)   Digamos que nuestra vista es débil.  ¿Tendría sentido dedicarse a leer mucho o no sería mejor primero solucionar la debilidad de nuestra vista?  Tratar de estudiar mucha teoría antes de practicar yoga es equivalente a eso.  Nuestro intelecto se encuentra nublado por el estrés y la confusión ocasionadas por una mente distraída.  El yoga limpia esto.  Sólo después de que las telarañas intelectuales hayan sido retiradas tiene sentido sumergirse en las profundidades de la teoría.  Pattabhi Jois nos ha mostrado la manera de acercarnos a nuestros propios textos sagrados, bien sea el Corán, la Biblia, el Bhagavad Gita o cualquier otro.  Si nos acercamos a estos sin aplacar nuestra "mente simiesca", las tergiversaremos y malinterpretaremos y nos enfrentaremos los unos con los otros mientras pasamos por alto el fondo de su mensaje.

"Guruji vive aquí"  Vídeo homenaje a Guruji que se hizo en el año 2015 con la colaboración de varias escuelas de Ashtanga Yoga de todo el mundo para conmemorar el que habría sido su centésimo cumpleaños.

He aquí el homenaje que uno de sus estudiantes, Bhavani Maki, le dedicó tras su muerte:

Tras la muerte de Guruji, Mysore parecía idéntica en la superficie: la combinación perfecta de mugre y néctar, el hedor de las heces de vaca y la polución mezcladas con fragante incienso, los sonidos encantadores de los vendedores ambulantes de flores y cocos recorriendo las calles con sus interminables mantras, la cacofonía del tráfico inundando las calles.  Pero, de algún modo, el pulso de Mysore se había detenido para mí.  Y sin embargo, todavía, el profundo eco de su ser continúa resonando en la presencia de la familia y los estudiantes que lo han sobrevivido, perpetuando las enseñanzas a las que se entregó enteramente y por completo, llenando los ojos de lágrimas agridulces y de alegres recuerdos que atesoramos en nuestros corazones, donde más repercutió nuestras vidas.  Guruji, has conmovido a tantos, gente que viste y no viste, que conociste y no conociste, e incluso a muchos más que todavía están por venir.  Tu pérdida constituye de hecho un dolor muy dulce.  Y así te deseo, Guruji, en tus propias palabras, un "¡Feliz viaje!" y considerar tu consejo como mi mantra, "¡No desperdicies tu vida!"  Tu legado pervive.

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