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miércoles, 13 de junio de 2018

Porqué una yoga shala no es un gimnasio, en palabras de Sharath Jois.

Amanecer desde Ashtanga Yoga Bilbao, un clásico de las mañanas estilo Mysore en nuestra escuela.

Se acerca el solsticio, la época estival y un nuevo final de temporada.  En Ashtanga Yoga Bilbao un año más hemos ofrecido un espacio para la práctica de Ashtanga Yoga tradicional con cuatro días de clases estilo Mysore y dos de clases guiadas, supliendo el vacío de que nuestra ciudad adolecía mientras en el resto del mundo esta maravillosa práctica proliferaba por doquier.

Centenares de personas han tenido la oportunidad de conocer con nosotros el método de Ashtanga Yoga; algunas han pasado de puntillas y otras lo han abrazado con entusiasmo para convertirlo, quizás, en un viaje de por vida.  Todas ellas, les haya calado o no, han podido saborear el espíritu y la idiosincrasia de la pequeña yoga shala que Pattabhi Jois mantuviera en Mysore durante más de medio siglo, primero en el obscuro anonimato y después en el boom de la popularidad, y que su nieto Sharath Jois ha sabido preservar hasta la actualidad, una década después del fallecimiento de Guruji.

De hecho, puede decirse que todas las escuelas tradicionales de Ashtanga Yoga sin excepción, aunque con los matices propios de nuestra individualidad, tratamos de recrear el mismo ambiente y método de enseñanza de la genuina yoga shala de Mysore.  El silencio roto sólo por la respiración neumática, cuerpos sudorosos moviéndose a través de las asanas en secuencias distintas individualizadas, principiantes al lado de veteranos, gente que termina y otros que entran, un retrato de Guruji, velas encendidas... la sensación, el latido de una sesión estilo Mysore es inconfundible y un practicante habitual de Ashtanga Yoga que haya aprendido el método tradicional, y pese a que nunca haya estado en persona en Mysore con Guruji o Sharathji, en seguida sabrá reconocerlo en otra escuela aunque se encuentre a diez mil kilómetros de su casa.

En este mismo blog se ha escrito largo y tendido acerca de que una escuela de Ashtanga Yoga es mucho más que un espacio en el que se permite que tenga lugar la práctica estilo Mysore bajo la supervisión de un maestro que observa, corrige, empuja y ajusta pero, desafortunadamente, no faltan detractores que suelen criticar que esto no es yoga, sino apenas un tipo de gimnasia.  Eso de que no se guíen meditaciones y la gente se dedique a practicar por su cuenta ejercicios acrobáticos no tiene nada que ver, afirman, con el yoga como método de desarrollo interior, así que una clase de Ashtanga Yoga y una sesión de aeróbic o body pump en un gimnasio son esencialmente lo mismo: ejercicio físico.

Hace unas pocas semanas parece que Sharath Jois se vio en la necesidad de reflexionar precisamente en torno a esta cuestión: el valioso papel que desempeñan las shalas de yoga en su comunidad local y cuán diferentes son respecto a un gimnasio adonde la gente acude para ejercitarse.  De nuevo, ha escogido la página web Sonima para publicar una reflexión con la que nos sentimos plenamente identificados.  Aquí tenéis la traducción:

Sharath Jois durante una clase guiada en su tour 2018 por los Estados Unidos. 

Resulta muy importante establecer una conexión con una shala de yoga local.  Por un lado, una shala te motiva.  Ves a otras personas practicando y te apetece practicar.  Cuando los estudiantes practican en casa, en especial los principiantes, es fácil que se distraigan o sufran interrupciones.  Pero en una shala el profesor ha creado un espacio para practicar con cierta energía.  El profesor guía al estudiante y da inicio a la valiosa relación profesor-estudiante.

La relación maestro-estudiante está bien definida en los textos antiguos de la India y, a menudo, antes de que iniciemos ningún aprendizaje, cantamos el siguiente mantra que se encuentra en los Upanishads:

Om shana vavatu, sahanau bhunaktu
Sahaa veeryam karavaa vahai
Tejasvi naa vadhee tamastu maa vidvishaa vahai
Om Shaanti Shaanti Saantihi

Traducción:

Quiera protegernos a todos (maestro y estudiante).
Quiera nutrirnos a los dos.
Que trabajemos juntos con gran energía.
Que nuestro estudio sea iluminador y fructífero.
Que no caigamos en enfrentamientos.
Om Paz, Paz, Paz.

Sahana significa juntos y, en este canto, pedimos que el profesor, junto con el estudiante, mantengan cierta calma o tolerancia entre sí.  Después de muchos años de práctica y sadhana, el profesor ha adquirido cierto conocimiento, y para que un estudiante adquiera ese conocimiento es muy importante que esté involucrado.  Es tan simple como si el profesor ofrece servicios a la comunidad, entonces su estudiante debería tratar de ayudarle en su empeño.  Esta comprensión mutua, apoyo y tolerancia deben de estar ahí para que el conocimiento cambie de manos.

Aunque hacemos asanas físicas en una yoga shala, es muy distinto a hacer ejercicios en un gimnasio.  En los gimnasios, pagas dinero, te ejercitas y no hay ninguna conexión.  No ocurre lo mismo con el yoga.  El yoga implica que hay una conexión entre el estudiante y el profesor.  En una shala, el profesor supervisa tu práctica y las posturas en las que necesitas ayuda; los estudiantes también aprenden de otros estudiantes.  Quizás sean más avanzados que tú, más enfocados o más disciplinados, pero juntos, con el profesor, todos crean una buena energía con la que practicáis en la shala.

Sesión Mysore en Ashtanga Yoga Bilbao.

En muchos aspectos, una yoga shala no es muy distinta de un templo o un lugar de adoración al que acudimos para estar conectados, alejarnos de las cosas materiales y dedicar nuestros esfuerzos a una práctica.  En los templos e iglesias, los sacerdotes han entregado sus vidas a la espiritualidad.  Se levantan temprano cada día para realizar pujas y desarrollan cierto tipo de ambiente que los fieles perciben nada más entrar.  En este lugar sagrado la gente puede olvidar sus problemas de casa, del trabajo y de su vida social.  Pueden ser ellos mismos y sentirse más cerca de lo divino.  Puedes rezar en casa, pero es más fuerte cuando vas a un templo.  Con el yoga es parecido.

Con un buen profesor podemos entregarnos al aprendizaje y una energía positiva fluye hacia nosotros.  Cuando digo entregar, quiero decir que los estudiantes han de estar abiertos a las enseñanzas, si no te bloquearás.  Sin una agenda, sin plazos, deberías tratar de aprender de un profesor.  Si un estudiante cree que lo sabe todo, o más que el profesor, entonces la energía no fluirá desde el profesor al estudiante.  Yoga es un camino de búsqueda, buscar y aprender cosas nuevas todo el tiempo.  La cuestión no es llegar a decir: "Yo lo sé todo."  De hecho, el "yo" debería borrarse del yoga.  Si tú eres este tipo de persona, entonces tu ego bloqueará tu progreso espiritual.

Una de las primeras maneras en que la gente experimenta el cambio es siguiendo disciplinas simples.  El yoga no es dominado por una interpretación, sino que para experimentar el verdadero yoga hay unos principios yóguicos básicos, o disciplinas, que se encuentran a lo largo de los grandes cuerpos de textos védicos que la gente debería seguir.

Una shala que reúne ciertas disciplinas, o principios, ayuda a que surja la disciplina en tu interior.  Un ejemplo muy básico es cuando acudes a una shala para la práctica diaria, tendrás una franja horaria o una ventana de tiempo para empezar y terminar la práctica.  Digamos que tu hora es las 07:00 de la mañana.  De modo que te levantas a las 06:00 y te tomas un baño.  Comienzas a tener cuidado con lo que comes la noche anterior y cuándo comes.  El yoga se convierte en algo más que simplemente doblar el cuerpo.  Tu salud general comienza a mejorar porque tu vida se ha imbuido de principios.  Sucede lentamente a lo largo del tiempo, pero son estas disciplinas las que te guiarán en tu viaje espiritual.

Mucha gente va a ashrams para ayudar a adoptar disciplina y escuchar conferencias, o satsangs, de un swami o guía espiritual.  Acuden a recibir buenos pensamientos y, cuando obtienes buenos pensamientos, tus acciones serán buenas también.  A este respecto, una shala es también como un ashram.  Los profesores en los ashrams han dedicado sus vidas a la práctica.  Se levantan muy temprano y ofrecen su dedicación a sus estudiantes.  Quieren que sus estudiantes experimenten los beneficios que ellos mismos han experimentado.

Cuando encuentras el ambiente de yoga correcto, te atrae.  Automáticamente, tu mente, cuerpo y alma quiere regresar a la práctica.  La manera en que se cultiva el espacio depende del profesor; si hay chismorreos y se habla de tonterías, entonces se manifestará ese tipo de cultura y habrá escasa transformación.  Si un profesor crea un ambiente espiritual con charlas y pensamientos espirituales, entonces la mente del estudiante se transformará en muchos aspectos.  Todo esto no ocurre cuando uno se queda solo sentado en casa.

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