lunes, 24 de diciembre de 2018

Los nacimientos de Cristo y Krishna.



La Navidad conmemora la natividad o el nacimiento de Jesucristo y se erige en una de las principales fiestas de la Cristiandad.  Sin embargo, su arraigo cultural trasciende lo religioso y la convierte en una fecha señalada en la que las ciudades se engalanan, las casas se adornan y las familias se reúnen en torno a una mesa.  Son una excusa para la celebración, los reencuentros, las felicitaciones y el intercambio de regalos.

La fiesta de la Navidad coincide con el solsticio de invierno y no por casualidad.  Al principio de la era cristiana no había consenso respecto a la fecha exacta del nacimiento de Jesús; en los Evangelios no hay referencias claras y de ellos no se puede deducir ni mucho menos que nació el 25 de diciembre, sino más bien en algún momento entre marzo y noviembre durante la estancia de los rebaños al aire libre en las tierras de Palestina:

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
Lucas 2:8.

Sin embargo, varios motivos condujeron a la elección del 25 de diciembre: en primer lugar, el simbolismo del solsticio de invierno, que de acuerdo con el calendario romano tenía lugar el 25 de diciembre.  De ese modo, se hacía coincidir el nacimiento de Jesucristo con el emblemático momento del año en que el día es más corto y a partir del cual la luz va en aumento.

En segundo lugar, entre los judíos existe la creencia de que los grandes profetas nacen y mueren el mismo día del calendario y viven años completos, sin fracciones.  Por lo tanto, y como es sabido que la Pasión de Jesús tuvo lugar durante la Pascua judía cerca del equinoccio de primavera, se estableció que la concepción de Jesús coincidiera con el equinoccio de primavera, que de acuerdo con el calendario romano sucede el 25 de marzo.  Lo cual, contando nueve meses a partir de la concepción, arroja como fecha de nacimiento el 25 de diciembre.

Por último, la fiesta de la Navidad vino a reemplazar el festival del Sol Invictus en el Imperio Romano tardío, de gran implantación entre la población.  La cristianización de fiestas romanas y paganas permitió al Emperador Constantino llevar a cabo una afable transición del Imperio hacia el cristianismo.  Con la instauración de la Natividad Jesucristo se erigía en el nuevo sol invicto.

Todos conocemos los detalles del nacimiento de Jesús: la anunciación de María, su fecundación sobrenatural, la amenaza de Herodes, el asesinato de los santos inocentes, la huida a Egipto, el nacimiento en Belén, la adoración de los pastores, la visita de los Reyes Magos...  Desde pequeños los hemos leído en Biblia y relatos, visto en películas y cantado en villancicos.  Se identifique uno como cristiano o no, el nacimiento y los demás episodios de la vida de Jesús constituyen una de nuestras principales referencias culturales.

Quizás pueda parecer que todo esto no tiene mucho sentido en un blog de temática yóguica.   Sin embargo, la natividad de Jesús da pie a hablar de un personaje crucial dentro del yoga y del hinduismo que tuvo también un nacimiento plagado de incidentes: Lord Krishna.


A menudo se han querido encontrar paralelismos entre Jesucristo y Krishna, dos personajes que vivieron en lugares y épocas muy distintas y que hoy se alzan como dos de los más grandes arquetipos espirituales de la Humanidad.

A primera vista parece que Jesús y Krishna no pueden ser más distintos: uno es el hijo de un carpintero y un ama de casa mientras que el otro está emparentado con monarcas y príncipes. Jesús tuvo una vida humilde y alejada de toda violencia, sus seguidores se contaban entre los más pobres y no se relacionó con los poderosos salvo cuando estos lo confrontaban; por su parte Krishna se implicó en asuntos políticos, mató con sus propias manos, desempeñó un papel crucial en una guerra y su discípulo más famoso fue Arjuna, príncipe guerrero del clan de los Pandavas.

Las semejanzas entre ambos, empero, son notables.  Krishna, al igual que Jesús, fue dios hecho hombre.  Llegó al mundo en una época de decadencia para salvar al ser humano y transmitió grandes enseñanzas, con el amor como tema central.  Paramahansa Yogananda, un maestro de yoga del siglo veinte, escribió varios libros, entre ellos El Yoga de Jesús, en los cuales establecía comparaciones entre el mensaje de Jesús en los Evangelios y el de Krishna en el Bhagavad Gita.  Dudo mucho que la teología católica conceda el menor crédito a las interpretaciones de Yogananda, pero su análisis cuando menos invita a la reflexión.

- Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?
- Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente - le respondió Jesús.

Mateo 22:36-37

Entrégame tu mente y tu corazón, dedícame todas tus ofrendas y adórame; si haces esto, te prometo que vendrás a Mí y te harás uno conmigo, pues en verdad te amo.

Bhagavad Gita 18:65

Una de las numerosas publicaciones que comparan las enseñanzas de Krishna y de Cristo.

La propia similitud entre los nombres de Cristo y Krishna da pie a toda clase de especulaciones.  Y más todavía cuando se sabe que los hindues a menudo se dirigen a Krishna como Krista, que significa “el completamente atractivo”, e incluso en el idioma bengalí Krishna se pronuncia Kristo.  

Etimológicamente el griego Kristos, del que deriva el inglés Christ y el castellano Cristo, quiere decir “el ungido”, “el señalado”.  Es el término griego que traduce el hebreo Masiah o Mesías, que a su vez significa “el que ha sido ungido”.  Por otro lado, la palabra krst ha sido a menudo encontrada en sarcófagos egipcios como una bendición o unción de los dioses Horus y Osiris sobre el difunto.  De hecho, el egipcio krst denota el proceso de preparación de la momia, que implica embalsamar, purificar y cubrir de aceite, lo que sugiere que quizás el griego Kristos haya sido tomado prestado del egipcio.

Por su parte, Krishna en sánscrito significa “oscuro”, “negro” o “azul oscuro” y no tiene otra connotación más allá del color. Por ejemplo, luna menguante se traduce Krishna Paksha, en referencia a que se está oscureciendo.  En toda la iconografía religiosa Krishna es representado con piel oscura o azul al igual que el dios Vishnu de quien es avatar.

El sánscrito es la raíz común de todos los idiomas indoeuropeos incluido el griego, pero en este caso no parece que exista una relación etimológica dado que Krishna y Kristos tienen significados distintos.  A pesar de ello, las similitudes entre Krishna y Cristo seguirán dando que hablar.

Para redimir a los justos y acabar con los malvados y para restablecer el orden, yo me encarno de era en era.
Bhagavad Gita 4:8. 

La prisión de Mathura en la que nació Krishna evoca el nacimiento de Jesús en el portal de Belén.  

Uno de los paralelismos más sorprendentes entre Jesús y Krishna se centra en las circunstancias que rodearon sus nacimientos.  En nuestro entorno cultural la totalidad de la vida de Krishna, pero más aún su infancia y nacimiento, nos resultan completamente ajenas.  Por ello, a más de uno le dejará boquiabierto el relato del nacimiento de Krishna tal y como es descrito en los textos.  

Téngase en cuenta que la escritura del Mahabharata, una de las principales fuentes de la vida y enseñanzas de Krishna, se remonta al siglo tercero antes de nuestra era y que en teoría refiere acontecimientos que tuvieron lugar hace más de cinco mil años.  No existe, por consiguiente, la posibilidad de que el nacimiento de Krishna se “inspirase” en el de Jesús.  Por otro lado, en el nacimiento de Jesús confluyen sucesos históricos tales como el reinado de Herodes o su orden de dar muerte a los recién nacidos que están contrastados y que no pueden haber sido objeto de la imaginación apoyada en el relato de Krishna.

A continuación haré una transcripción breve del nacimiento de Krishna tal y como es narrado en la mitología hinduísta y dejaré en manos del lector la interpretación de los paralelismos.  Yo me limitaré a señalarlos en los pies de foto de las imágenes que acompañan al texto:


El noble Vasudeva se casó con Rohini, hija del rey Rohan, y más tarde contrajo segundas nupcias con la prima del Rey Kamsa, Devaki.  El día del matrimonio, una voz celestial anunció que el octavo hijo de Vasudeva y Devaki causaría la muerte del Rey Kamsa.

El Rey Kamsa alza su espada contra Devaki en la procesión nupcial.  Kamsa desempeña en el nacimiento de Krishna el mismo papel que Herodes en el nacimiento de Jesús: un rey que ve peligrar su reinado ante la natividad de un hombre especial y que por ello resuelve matar a recién nacidos o "santos inocentes".

Al escuchar esto Kamsa se puso furioso y decidió matar a su hermana antes de que pudiera dar a luz a ningún hijo.  Sin embargo, las súplicas de los recién casados lo apaciguaron y Kamsa se conformó con matar a cada uno de los hijos que Vasudeva y Devaki engendraran.

La pareja quedó recluida en el interior de una mazmorra.  Intentaron no tener hijos pero, inevitablemente, Devaki quedó embarazada cada año.  Kamsa, implacable, acabó con la vida de los seis primeros bebés.  Cuando Devaki quedó embarazada por séptima vez, Vishnu transferió milagrosamente el embrión desde el vientre de Devaki hasta el de Rohini, la primera mujer de Vasudeva, que vivía en Gokul a diez kilómetros de distancia.  Rohini se encargaría de cuidar al bebé, a quien llamó Balrama.

La aparición de Vishnu en la celda de Devaki y Vasudeva recuerda poderosamente la anunciación del arcángel Gabriel a María y José.  Incluso la concepción se dice que fue virginal.

Nanda y su mujer Yashoda, que también vivían en Gokul, no tenían hijos aún y rogaban por engendrar uno.  Entretanto, Lord Vishnu apareció en la celda de Devaki y Vasudeva y les contó lo que le había pasado a su séptimo hijo, al tiempo que les anunció que su octavo hijo ya estaba en camino y que se trataría de él mismo.

Según la leyenda, Krisna no nació a partir de la conexión sexual entre Devakí y Vásudeva, sino que fue transferido  por Krishna desde el corazón de Vásudeva al útero de Devakí en una suerte de concepción virginal.  Al mismo tiempo, Lord Vishnu dispuso que Yashoda en Gokul quedase embarazada de manera que las dos mujeres dieran a luz a la vez.  Cuando Kamsa supo que su hermana estaba a punto de dar a luz a otro bebé, se aprestó a matar al niño en cuanto naciera.

Finalmente nació el avatar de Lord Vishnu y la tierra y los cielos quedaron colmados de alegría y prosperidad.  Los bosques se llenaron de frutas y flores, los ríos manaron abundantes y los pájaros trinaron con todas sus fuerzas.  Los dioses arrojaron flores sobre el niño y los gandharvas tocaron instrumentos divinos.

Krishna nació en un lugar poco común: una prisión.  De forma similar, Jesús nació en un lugar insólito: el portal de Belén.  Los dos eran Dios hecho hombre.

Cuando Lord Krishna nació, ante Devaki y Vasudeva apareció la divina presencia de Lord Vishnu.  Con la cara gris, ojos de loto, con corona, vestido con una túnica de joyas y cuatro brazos sujetando en cada uno una concha, un mazo, una flor de loto y un disco, les dijo a sus padres que no se trataba de un bebé ordinario, sino de su avatar.  Vasudeva y Devaki se postraron ante el Señor y Él les aseguró seguridad y bienestar.  Les pidió a los dos padres que lo llevaran a la madre Yashoda y lo intercambiaran con su hija también recién nacida para que ésta fuese entregada al Rey Kamsa.  La imagen del Todopoderoso lentamente se fusionó con el cuerpo del recién nacido.

Devaki le suplicó a Vasudeva que llevara al niño adonde sus amigos Nanda y Yashoda en Gokul para mantenerlo alegado de la ira de su hermano.  Vasudeva accedió y llevó al niño divino en sus brazos.  En ese preciso instante los guardias de la prisión cayeron dormidos; las cadenas que los sujetaban se abrieron y todas las puertas se abrieron.  Vasudeva puso a su hijo en una cesta, la colocó sobre su cabeza y partió hacia Gokul.  La serpiente Adisesa, asiento de Lord Vishnu, extendió su corona sobre la cesta para protegerlos.

La huida de Vasudeva a Gokul evoca tanto la huida a Egipto de María y José como el milagroso cruce del Mar Rojo por parte de Moisés. 

En su camino se topó con el tumultuoso Río Yamuna y se estremeció al contemplar su fuerza.  Sin embargo, Vasudeva rezó a Lord Vishnu y entró en el agua.  El nivel del agua subía y subía hasta alcanzar su nariz.  Lord Krishna notó su angustia y extendió su diminuto pie desde la cesta.  En cuanto su pie tocó el agua, el nivel del río descendió.

Vasudeva cruzó finalmente el Río Yamuna y alcanzó la casa de Nanda.  Vio a la niña que acababa de parir Yashoda.  Cogió a la niña y colocó a Lord Krishna al lado de Yashoda.  Al regresar a Mathura y entrar en su mazmorra, enseguida los grilletes regresaron a su sitio, las puertas se cerraron y todo quedó tal y como estaba antes de su partida.

La diosa Durga anuncia a Kamsa que su Némesis ya ha nacido.

La ceremonia del nacimiento de Krishna con sus padres adoptivos en Gokul, tierra de pastores, es evocadora de la adoración que los pastores brindaron al niño Jesús en Belén.  La infancia y juventud de Krishna transcurrió entre vacas y pastoras, y de hecho uno de sus nombres es Govinda, el protector de vacas.

De pronto, el bebé empezó a llorar y la noticia del nuevo nacimiento llegó rápidamente hasta el Rey Kamsa.  Aunque se tratara de una niña, decidió matarla igualmente.  Pero, antes de que pudiera hacerlo, la niña se transformó en la diosa Durga y le anunció que su destructor ya había nacido y se encontraba a salvo en Gokul.

Lord Krishna creció con todas las comodidades y amor en Gokul, tierra de pastores, y con el tiempo acabaría regresando a Mathura y matando con sus propias manos al Rey Kamsa pese a los futiles intentos de éste por evitar el destino.