miércoles, 19 de junio de 2019

Yogasanagalu: El Ashtanga Yoga de Krishnamacharya.


El 24 de febrero de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, el semanario norteamericano Life publicó un insólito reportaje fotográfico titulado “Hablando de fotografías... esto es yoga auténtico” (Speaking of pictures... this is real yoga).  El fotógrafo Wallace Kirkland había estado recorriendo la India durante seis meses documentando con su cámara el "extraño museo de logros humanos y excentricidad que es India" y sus pies le habían llevado nada más ni nada menos que hasta la escuela que dirigía Krishnamacharya en el Palacio Jaganmohan de Mysore donde había tenido ocasión de fotografiar a varios de sus estudiantes realizando asanas que, aunque a nosotros nos puedan resultar familiares, los lectores de Life de aquel entonces sin duda habrían estado de acuerdo en tildar de excéntricas.

Estados Unidos desempeñó un papel protagonista en la Segunda Guerra Mundial, pero a comienzos del año 1941 todavía permanecía neutral (el ataque japonés contra Pearl Harbour tendría lugar en diciembre) y los vientos de guerra al otro lado del Atlántico soplaban lo suficientemente lejanos como para que los medios de difusión pudiesen ocuparse de asuntos triviales tal que el tratado en este reportaje, cosa que los entusiastas de Ashtanga Yoga actuales agradecemos enormemente por su gran valor documental.  Si te interesa, puedes consultar la publicación original en el siguiente enlace (página 10 y siguientes).  El texto que encabeza el artículo es el siguiente:

Primera página del artículo fotográfico sobre los estudiantes de Krishnamacharya publicado en la revista Life en febrero de 1941.

"Estas fotografías suponen un catálogo de veinte de las incontables posturas retorcidas mediante las cuales el alma de un yogui indio busca escapar de la prisión inmortal de su cuerpo humano.  Muestran el yoga no como el espectáculo callejero de medio pelo de un fákir barbudo, sino tal y como se practica en su forma más pura por parte de jóvenes y gráciles devotos de una religión honorable. [...]

El término yoga, mediante conexiones con las lenguas arias, da origen al término "yugo" y significa precisamente eso.  El yoga busca literalmente unir el alma del individuo con el alma del universo que todo lo impregna.  Este estado de gracia se consigue sólo después de la muerte por parte de quien durante su vida ha extinguido con gran celo el deseo carnal por vivir.  Puede saborearse antes de la muerte mediante el trance extático que un yogui experimentado alcanza a lo largo de una vida de disciplina física y mental.  Al contrario de otros cultos hindúes, el yoga no sólo postula la mera subyugación ascética del cuerpo al anhelo del alma.  Su catálogo de contorsiones se entiende mejor como ejercicios que pretenden que el cuerpo esté sano, sereno y libre de enfermedades y desórdenes que puedan distraer al alma con preocupaciones carnales. 

Los yoguis que se muestran aquí fueron fotografiados en la escuela de Mysore, que recibió el apoyo de Sri Kanthirava Narasimharaja Wadiyar Bahadur, Maharajá de Mysore y el Príncipe hindú más grande de la India.  Se demuestran posturas avanzadas a las que pocos yoguis hoy dedican tiempo suficiente como para llegar a dominarlas.  Son ejecutadas de una manera tranquila, sosegada y mantenidas durante largos periodos de tiempo.  Cada postura ha sido pensada para otorgar un beneficio concreto, pero el resultado general es un físico tan bien tonificado como el de cualquier atleta norteamericano.  También conceden un extraordinario control sobre tanto la musculatura voluntaria como la involuntaria.  Un ejemplo típico es el control del diafragma, mediante el cual un yogui puede reducir el ritmo de la respiración desde alrededor de 1.100 respiraciones por hora hasta 76 y, con disciplina mental, lograr un trance de unión dichosa con el alma del universo." 


Colección de fotografías con espectaculares posturas que Krishnamacharya enseñaba y que hoy forman parte de las series de Ashtanga Yoga.  Si sabes inglés, merece la pena ampliar la imagen y leer los pies de foto.

A pesar de que el artículo no cite expresamente a Krishnamacharya y sí a su patrocinador el Maharajá Jayachamarajendra Wadiyar (sobrino y sucesor de Krishnaraja Wadiyar IV, promotor original de Krishnamacharya fallecido en 1940), sin duda supone una de las más tempranas referencias que ha habido en Occidente, sino la más temprana, al yoga de Krishnamacharya.  El momento histórico no era el más idóneo y, a pesar de lo espectacular de las imágenes, se entiende que el reportaje no suscitara el interés del público más allá de una lectura ligera de domingo: los acontecimientos bélicos aún acapararían toda la atención durante varios años y se puede afirmar que el mundo no estaba maduro para el yoga.

En este reportaje fotográfico de la revista Life hay, sí, un buen puñado de muestras gráficas de lo que se puede interpretar como el “Ashtanga Yoga” de Krishnamacharya.  De hecho, todos los asanas fotografiados se pueden localizar dentro de alguna de las series de Ashtanga Yoga actuales.  Sin embargo, en este post no se pretendía simplemente sacar a la luz esta curiosa publicación, sino otra todavía más desconocida, de hecho a día de hoy inédita, y mucho más relevante, que casualmente también fue publicada en el mismo año 1941 y cuyo autor fue el propio Tirumalai Krishnamacharya: el Yogasanagalu o La Gema de las Asanas de Yoga, un texto que me ha tenido absorto durante las últimas semanas, sino meses, y que me ha parecido crucial para demostrar y entender la conexión, a veces puesta en duda, entre Pattabhi Jois y su gurú Tirumalai Krishnamacharya.



El joven Krishnamacharya.  Las fotografías de asanas que ilustran el artículo a partir de aquí fueron publicadas en el Yogasanagalu en su edición 1972 cuando Krishnamacharya contaba con... ¡84 años!  Personalmente, me parecen más espectaculares que las de la revista Life; a esa edad ni siquiera creo estar vivo.

Del Yoga Makaranda al Yogavali: la obra escrita de Krishnamacharya.

Sobre Krishnamacharya se ha hablado y escrito mucho.  Este blog es una buena muestra de ello.  La Krishnamacharya Yoga Mandiram, una asociación creada en 1976 por su hijo TKV Desikachar, se ha encargado de preservar para la posteridad el gran legado de Krishnamacharya y durante décadas ha realizado una gran labor de rescate, memoria, conservación, traducción y divulgación.

Cuando viajamos a Mysore siempre nos dejamos caer por las principales librerías y, en cuanto vemos una publicación que desprenda el más leve aroma a Krishnamacharya, no dudamos en comprarla  A menudo, no obstante, son libros tales como Health, Healing and Beyond o The Yoga of the Yogi, en los que se habla acerca de Krishnamacharya y están repletos de interesantes recuerdos y testimonios pero, dato importante, no han sido escritos por Krishnamacharya y por lo tanto no son fuentes de primera mano.

A tenor de lo que hay disponible a día de hoy tres décadas después de su muerte, cualquiera podría llegar a la conclusión de que la obra de Krishnamacharya, quien recordemos vivió durante más de cien años y fue un reputado intelectual, fue escasa.  Pese a que tampoco se pueda decir que fuera un autor prolífico, sí que escribió bastante más de lo que cabe inferir a partir de lo que uno puede encontrar hoy asomándose por las librerías de Occidente.  Algunas fuentes afirman que Krishnamacharya escribió varias decenas de textos, aunque también reconocen que la mayoría se trata de obras menores.  Nosotros tenemos, por ejemplo, un pequeño poemario titulado Yoganjalisaram que no cuenta con mucho más de treinta poemas de unos pocos versos cada uno.  Es un librito de poca monta en el que el comentario de cada poema escrito por Desikachar “pesa” tres o cuatro veces más que el poema en sí y que, para variar, resulta sumamente difícil de localizar hasta el punto de que la última vez que estuvimos en Mysore quise regalarlo y no pude encontrarlo.  Por lo visto Krishnamacharya escribió un segundo libro de poemas titulado Dhyanamalika que no he visto nunca y parece que además fue autor de un significativo número de escritos menores que se podrían calificar de poco más que panfletos, entre ellos varios comentarios a textos clásicos y un inédito librito titulado Yoganjali.  

Purvattanasana.

El problema principal con la obra de Krishnamacharya es la ausencia de traducciones.  Sus obras fueron publicadas originalmente en idioma kannada o tamil y, por motivos que desconozco, durante décadas nadie se molestó en traducirlas a otros idiomas, de manera que un amplio porcentaje todavía hoy permanece en la sombra para la mayor parte del mundo no indio.  Entre las obras mayores escritas por Krishnamacharya se cuentan cuatro libros que versan en torno a la práctica de yoga, a saber:  
  • Yoga Makaranda - El Néctar del Yoga (1934). 
  • Yogasanagalu - La Gema de los Asanas de Yoga (1941).
  • Yoga Rahasya - El Secreto del Yoga (Publicado en 1998, probablemente escrito en 1937).
  • Yogavali - La Esquina del Yoga (1988).  Un solo capítulo; Krishnamacharya fallecería en 1989 sin terminarlo.
Entre estos últimos cuatro a día de hoy tan sólo el Yoga Makaranda cuenta con una gran difusión.  Fue traducido al inglés por Desikachar y publicado en el 2011, una fecha terriblemente tardía casi ocho décadas después de su edición original en kannada.  Por su parte, el incompleto Yogavali y el Yogasanagalu parecen no haber sido traducidos nunca mientras que del Yoga Rahasya tan sólo he encontrado una edición en francés que en lo que a mí respecta es lo mismo que si estuviera en ruso.  

Janu sirsasana A.

El Yoga Makaranda, por tanto, se ha erigido durante la última década en el referente por antonomasia de la obra escrita del conocido como padre del yoga moderno.  Además, fue publicado durante la época dorada de Krishnamacharya a los cuarenta y cinco años de su madurez física: los años de Mysore, en los que disfrutó del apoyo del Maharajá y estuvo al cargo de la mítica escuela de la que tanto se habla hoy y a la que, como hemos visto, la revista Life dedicaría un espectacular reportaje siete años más tarde.  El joven Pattabhi Jois también acababa de llegar a Mysore donde se había reencontrado con su viejo gurú y a cuyo lado reanudaría los estudios de yoga.  La lógica dicta que el Yoga Makaranda debería de recoger precisamente todo aquello que Pattabhi Jois estaba destinado a aprender.
 
Sin embargo, a los arqueólogos de Ashtanga Yoga interesados en rastrear el origen del método divulgado por Pattabhi Jois, el Yoga Makaranda les deja -nos deja- un sabor agridulce, porque si bien sí se reconocen en él numerosos elementos de la práctica actual de Ashtanga Yoga como cuarenta y dos asanas y sus secuencias de pasos o vinyasas, en cambio no permite establecer la relación directa que cabría esperar entre el yoga de Krishnamacharya y el Ashtanga Yoga que popularizaría Pattabhi Jois, con unas series de asanas definidas (primera, intermedia y avanzadas) y un método aplicable a todas las personas en un orden concreto pero que cada una aprendería paso a paso de acuerdo con sus circunstancias, sino que más bien parece proporcionar un catálogo de posturas de las que el profesor deberá extraer secuencias acordes con las necesidades del estudiante por el estilo del Viniyoga o el Vinyasa Krama que Desikachar y Ramaswami divulgarían varias décadas más tarde.  De hecho, a lo largo del texto Krishnamacharya referencia en numerosas ocasiones los conceptos de Vinyasa (paso) y Krama (secuencia), pero no emplea nunca el término Ashtanga Yoga para definir ninguna práctica de asanas, lo que refuerza esta impresión.

Más todavía, al comienzo del libro Krishnamacharya cita un total de veintisiete textos yóguicos que le han servido en el proceso de redacción y, sorprendentemente, entre ellos no figura el misterioso Yoga Korunta al que Pattabhi Jois siempre aludía como fuente principal del método.  ¿Mintió Pattabhi Jois o hay algo que se ha estado pasando por alto desde, digamos, los últimos setenta y ocho años?

Página 5 del Yogasanagalu con la información editorial en inglés de esta edición 1981.

Yogasanagalu: el eslabón perdido.

En 1941, el mismo año que el reportaje de Wallace Kirkland vio la luz en la revista Life, fue publicado un libro de Krishnamacharya llamado Yogasanagalu - La Gema de los Asanas de Yoga.  En la fecha de publicación del Yoga Makaranda la escuela de Krishnamacharya en el Jaganmohan Palace de Mysore apenas llevaba un año abierta, pero para 1941 ya llevaba ocho años en pleno rodaje y por las expertas manos de Krishnamacharya habían pasado varios centenares de alumnos, algunos de los cuales se habían convertido en los experimentados practicantes de las fotografías al comienzo de este post y entre los cuales se encontraba el mismo Pattabhi Jois.  El Yogasanagalu, en consecuencia, fue escrito tras la consolidación de Krishnamacharya como profesor de una escuela de yoga abierta a amplios grupos de estudiantes.  A nada que hiciera referencia a la enseñanza de Krishnamacharya en aquellos momentos, el Yogasanagalu debía de hacer honor a su nombre y encerrar más de una piedra preciosa digna de ser contemplada.

El Yogasanagalu tuvo cuatro ediciones, las últimas dos publicadas en 1972 y 1981 y revisadas por el propio Krishnamacharya.  A pesar de ello, nunca se tradujo al inglés desde el kannada original ni se publicó fuera de la India.  A todos los efectos, para los no indios era un libro perdido.

Anthony Grim Hall, profesor de yoga y reconocido blogger, desempeñó un papel protagonista en toda esta historia cuando hace cosa de siete años subió a su blog un ejemplar escaneado de la última edición del Yogasanagalu que había llegado a sus manos a través de uno de sus lectores.  Estaba en kannada y por tanto, resultaba indescifrable, pero la casualidad quiso que entre las seguidoras de Anthony se contara una generosa mujer de Mysore llamada Satya Murthy que se ofreció a traducir el texto.  Al cabo de varios meses de estrecha colaboración entre los dos concluiría el “Proyecto de Traducción" (Translation Project) del Yogasanagalu, dejando sus secretos al descubierto más de siete décadas después de su publicación.

Desde su primera página el Yogasanagalu me ha dejado boquiabierto; se trata de un documento de valor incalculable que responde preguntas, disipa dudas y tiende un claro puente entre las enseñanzas de Krishnamacharya y Pattabhi Jois a un nivel mucho mayor de lo que ocurre en el Yogamakaranda.  Al mismo tiempo el Yogasanagalu evidencia grandes diferencias y contradicciones respecto al metodo tradicional que conocemos hoy, lo cual unido a los cambios que se discutieron en la anterior entrada sugiere una evolución a lo largo de las décadas que no se limitó a Pattabhi Jois y que en algunos aspectos fue radical.  En pocas palabras: el Yogasanagalu constituye una pieza maestra del puzzle, imprescindible para comprender la transición del método de Ashtanga Yoga desde Krishnamacharya hasta Pattabhi Jois.

Página 9 del Yogasanagalu con el detalle de la bibliografía.

Tan pronto como en la página 9, el Yogasanagalu me hizo caer de culo.  En el artículo acerca del Yoga Korunta en Wikipedia aparece esta frase: "De acuerdo con el libro Yoga Body: Los orígenes de la Práctica de Posturas Moderna de Mark Singleton, este legado de Krishnamacharya es una de las bases para las "luchas de poder" entre las escuelas rivales de yoga moderno; comenta que es sorprendente que Jois u otros discípulos no hicieran copias del valioso documento (el Yoga Korunta) y que Krishnamacharya ni siquiera se molestara en citarlo en su Yoga Makaranda de 1934", cosa que es cierta y de la que ya he hablado anteriormente; en la bibliografía del Yoga Makaranda Krishnamacharya cita veintisiete libros y el Yoga Korunta no aparece entre ellos, lo cual resulta un tanto vergonzoso desde el punto de vista de la tradición de Ashtanga Yoga habida cuenta de que Krishnamacharya y el misterioso Yoga Korunta constituyen dos de sus pilares fundamentales.  Pues bien, ¿qué bibliografía cita Krishnamacharya en el Yogasanagalu de 1941?  Veamos qué dice la susodicha página 9:

No intenté un detallado repaso de todos los antiguos textos de yoga puesto que haría que este libro fuera muy largo y quizás aburriría a los lectores.  Por favor, disculpadme.  Este escrito se basa principalmente en los siguientes textos:
  • Patanajayogasutra.
  • Hathayogapradipika.
  • Rajayogaratnakara.
  • Yogakuranti.
  • Upanishads relacionados con yoga.
  • Aprendizaje obtenido de mi Gurú y mi propia experiencia.
En negrita queda marcada la irrefutable referencia bibliográfica al Yoga Korunta por parte de Krishnamacharya.  ¡Por favor, que Mark Singleton lea esto y alguien corrija la entrada de Wikipedia!

Ardha matsyendrasana.

En las páginas inmediatamente siguientes (entre la 2 y la 8 de la traducción al inglés) Krishnamacharya deja un verdadero rastro de perlas sin el menor desperdicio:

"El Maharaja de nuestro estado de Karnataka, su alteza Sri Krishna Rajendra, un defensor entusiasta del yoga que ha practicado este Patanjala ashtanga yoga durante muchos años bajo su gurú y ahora con el deseo de que sus súbditos también se beneficien de esta práctica ha iniciado 1) La Patha Shala de Sánscrito del Maharaja 2) La Yoga Shala del Palacio Jaganmohana 3) La Patha Shala de Sánscrito de Bangalore 4) La universidad de Mysore 5) La Yoga Shala de Chitradurga y para contribuir a la práctica de yoga ha ordenado la publicación y propagación de los libros Yogamakaranda, Yogasanagalu y Yoganjali en kannada (...)

El autor de todos estos libros es también el profesor de yoga de su Alteza. (...)

Su Alteza Sri Krishnarajendra Wadeyar, quien ha practicado este sistema durante muchos años, se dio cuenta de que la felicidad de los ciudadanos estaba menguando debido a la falta de práctica de yoga y promovió la propagación del yoga en muchos países.  Estableció una escuela de yoga en el Palacio Jaganmohan el 11 de agosto de 1933 para que el público tuviera a su disposición una práctica regular de yoga. (...) 

Desde el tiempo en que empezó esta shala de yoga hasta el presente, aproximadamente mil personas se han beneficiado enormemente.


Marichyasana A.

Esta shadana de yoga ha sido dividida en tres series: la serie del poder o fuerza, la serie de tratamiento y la serie espiritual.

La serie de poder se clasifica en mente y cuerpo.
La serie de tratamiento se divide en kosha (envoltura) y nadi (latido).
La serie espiritual no tiene divisiones.

La primera serie requiere de muchas yogasanas y algo de pranayama.
La segunda serie necesita algunas asanas sencillas y tres pranayamas.
La tercera serie requiere pranayama, pratyahara, dharana, dhyana y samadhi.
Más tarde se muestra una tabla que incluye estos. "

Mereciendo la pena destacar los siguientes puntos:

  1. Define lo que él enseña (y el Maharaja ha practicado) como ashtanga yoga, el mismo nombre que después emplearía Pattabhi Jois y con el que se ha dado a conocer el mundo.  Es ampliamente conocida la confusión entre el Ashtanga Yoga divulgado por Pattabhi Jois y el ashtanga yoga de Patanjali y siempre pensé que la elección de ashtanga yoga como nombre para el método había sido cosa de Pattabhi Jois, quien colgó el cartel “Ashtanga Yoga Nilayam" en la puerta de su casa de Lakshmipuram.  Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en el Yogamakaranda, en este Yogasanagalu el propio Krishnamacharya lo llama ashtanga yoga.
  2. Proporciona la fecha exacta (11 de agosto de 1933) en que se abrió la escuela de yoga en el Palacio Jaganmohan bajo el patrocinio del Maharajá, a quien había estado enseñando yoga desde 1926.  Se conoce, además que desde 1931 había estado enseñando en la Universidad de Sánscrito.  En el momento de publicación del Yogasanagalu (1941, ocho años tras la apertura) la nada despreciable cifra de mil personas había aprendido yoga con Krishnamacharya, lo cual arroja una idea de la envergadura de su escuela.  Las fechas y datos proporcionados me resultan muy interesantes así como la referencia al desconocido libro Yogavali y la escuela de yoga en Chitradurga, localidad natal de Krishnamacharya, de la que no había oído hablar. 
  3. Divide la práctica en tres series, lo cual les resultará familiar a todos los practicantes de Ashtanga Yoga.  Sin embargo, lo que asevera a continuación respecto a las divisiones de cada serie y de lo que consta cada una resulta confuso y se aleja de lo que hoy entendemos por serie primera, segunda y tercera.  No obstante, la tabla a la que hace referencia y que veremos más adelante resultará sumamente reveladora.

Krounchasana.

De igual manera que en el Yoga Makaranda, Krishnamacharya dedica una gran parte del texto a explicar la ejecución de varios asanas y sus vinyasas o pasos correspondientes, pero con una gran diferencia: proporciona numerosos detalles acerca de la metodología de enseñanza, de la respiración, del enfoque que ha tenido que adoptar al enseñar a un grupo amplio de estudiantes con diferentes circunstancias, capacidades y experiencia, y muchos otros pequeños detalles de la práctica que tienen continuidad hoy.  Algunas de las frases resultan tan interesantes desde el punto de vista de los practicantes actuales de Ashtanga Yoga que bien merecen ser comentadas:

Tan pronto como en la página 8 (siempre haré referencia a la edición traducida) se establecen los principios de la práctica que va a explicar en posteriores hojas: "En las posiciones de yoga en las que los ojos, cabeza y frente se elevan, la inhalación debe hacerse lentamente a través de las fosas nasales hasta llenar los pulmones.  Entonces el pecho es empujado hacia delante y se infla, contrayendo fuertemente el abdomen, enfocando los ojos en la punta de la nariz y alargando los músculos de la espalda tanto como sea posible. (...)  En las posiciones de yoga en que los ojos, cabeza, frente, pecho y cabeza se bajan, debemos exhalar lentamente.  Apretando fuertemente el abdomen, hay que cerrar los ojos."  Lo cual concuerda con los tres pilares fundamentales de la práctica tradicional de Ashtanga Yoga también conocidos como tristana: vinyasa (cada paso, cada movimiento ascendente sobre una inhalación y cada movimiento descendente sobre una exhalación), bandha (contracciones musculares relacionadas con cada vinyasa) y dristhi (mirada a la punta de la nariz; ya lo de cerrar los ojos sí que supone una discordancia que, aviso, no será la única).

Más adelante se adentra con mayor detalle en la relación entre asana y respiración de la manera que se conoce hoy en el método tradicional.  Así, en la página 75 Krishnamacharya afirma que "al hacer la respiración suave y larga y concentrando o enfocando la mente en la respiración, se obtiene la perfección en la postura" y en la 102 "Normalmente durante la práctica de yogasanas, la inhalación y la exhalación se llevan a cabo a través de la traquea profunda, sutilmente y con sonido.  Esto es una práctica común con todo el mundo.  A este tipo de respiración se le llama anuloma ujjayi".  De manera interesante, hoy día Sharath Jois insiste en que no llamemos ujjayi a la respiración que hacemos durante la práctica, sino "free breathing with sound" o "respiración libre con sonido."  Adicionalmente, en la página 108 Krishnamacharya afirma que "Cuando se comienza a enseñar a estudiantes o pacientes que acuden para ser tratados, los instructores de yoga en primer lugar han de demostrar la inhalación y exhalación profunda y sutil de acuerdo con el sistema ujjayi.  (...) Después ofrecerán oraciones primero a Patanjali y después a Ananta Nagaraja y a continuación comenzarán", lo cual refuerza la importancia de la respiración y es precursor a la costumbre de Pattabhi Jois de empezar la práctica con el mantra de Ashtanga Yoga en el que se rinden honores a Patanjali, encarnación de Adisesa o Ananta.

Utpluthih.

En la página 10 aparece una frase que Pattabhi Jois repetía con frecuencia y que según él era una cita del Yoga Korunta: "Las yogasanas deben practicarse sólo con vinyasas y nunca sin él." bajo la siguiente advertencia: "Practicar yogasanas sin vinyasa adelgazará y consumirá el cuerpo".  Y también en esa página 10 establece el principio de vinyasa completo o full vinyasa que se mantiene hasta hoy de manera vestigial cuando en las posturas de suelo se enuncia "sapta" o "siete" como primer vinyasa: "Los vinyasas de 1 a 7 son iguales en todos los asanas". 

La organización de una clase de la manera que hoy se conoce como estilo Mysore es indicada por Krishnamacharya en varias páginas: "Cuando se enseña yoga en grupo, es aconsejable separar a la gente en diferentes tipos: obesos, delgados, de corta estatura (...)  No todos pueden realizar todos los tipos de práctica. (...) Los asanas que son posibles para una persona delgada pueden resultar imposibles para una obesa.  Sin embargo, no necesitamos aumentar el número de instructores. Los practicantes de yoga pueden ser divididos aproximadamente en base a sus tipos corporales y el mismo instructor puede enseñarles.  También se puede agrupar a los practicantes en dolencias comunes y enseñarles. (..)" (página 10-11).   "(...) los asanas deben practicarse cuando resulte apropiado a medida que la gente vaya consiguiendo la capacidad suficiente" (página 77).  "Es una idea equivocada alejada de la realidad pensar que todos necesitan practicar todos los yogasanas (...)  Al igual que la medicina, los yogasanas también se recetan de acuerdo al tipo de cuerpo y la condición de cada uno" (página 97). Pese a que estas frases puedan ser objeto de interpretación y no todo el mundo esté de acuerdo en que a a partir de ellas se pueda inferir que Krishnamacharya enseñara de la manera que hoy se conoce como “estilo Mysore”, pido al lector que sea paciente y le emplazo a que continúe leyendo hasta el siguiente apartado subtitulado en negrita.

Y de nuevo en la página 13 Krishnamacharya escribe unas palabras que, dichas a su manera, Pattabhi Jois popularizaría mucho después: "Las personas perezosas no podrán lograr ningún progreso (...)  Las personas con coraje superan los obstáculos. (...)  La yoga sadhana es para gente de todas las edades."  Junto con: "La casta, el credo, el género, la edad, etcétera, no han de ser un obstáculo.  Todo el mundo necesita bienestar" (página 97) y "Tanto los jóvenes, ancianos, muy débiles debido a una enfermedad, si hacen la práctica de yoga de la manera correcta y sin pereza, obtendrán los beneficios deseados" (página 98).

Para concluir este apartado me referiré a uno de los aspectos más polémicos del método de Ashtanga Yoga: esa ley no escrita según la cual los ejercicios de pranayama no han de ser practicados hasta que el estudiante haya comenzado o esté a punto de comenzar la tercera serie, lo cual debido al nivel de exigencia y la dificultad que entrañan las dos primeras series implica que la mayoría de practicantes de Ashtanga Yoga no llegarán nunca a ser aptos para la práctica de pranayama.  Este argumento se sustenta en el sutra 2.49 de Patanjali que afirma que "Una vez se ha dominado asana, entonces se realiza pranayama que consiste en interrumpir el movimiento de inhalación y exhalación" y también es apoyado por Krishnamacharya con la siguiente frase del Yogasanagalu: "Aquellos que no son expertos en yogasana no serán capaces de dominar pranayama" (página 85)   Me imagino que esto es objeto de debate porque Krishnamacharya tampoco establece una clara línea divisoria aunque, eso sí, el término "experto" o "proficient" en inglés define también a su tercera serie de asanas tal y como se analizará en los siguientes párrafos.


Primera página de tablas de asanas en el Yogasanagalu.  Original en kannada edición 1981.

Las tres series de asanas de Ashtanga Yoga según Krishnamacharya. 

El plato fuerte del Yogasanagalu, como su propio título indica (La Gema de las Asanas de Yoga), se concentra en la explicación de asanas.  El libro, sí, incluye la descripción pormenorizada, vinyasa a vinyasa, de varias posturas.  28 asanas en concreto, divididas en dos grupos entre las páginas 22 y 74 (21 asanas) y entre las páginas 109 y 121 (siete asanas).  La mayoría de las descripciones les resultarán muy familiares a los practicantes de Ashtanga Yoga porque concuerdan ampliamente con la práctica tradicional que se hace hoy con la importante salvedad de que, en numerosas ocasiones, Krishnamacharya indica que se deben de realizar kumbhakas o retenciones del aire tras exhalar o tras inhalar.  De las enseñanzas que Pattabhi Jois recibió de Krishnamacharya sin duda ésta se perdió en el tiempo, porque a día de hoy y no me consta que fuese distinto en décadas pasadas, durante la práctica de asanas de Ashtanga Yoga no se lleva a cabo ninguna retención.

Pero detalles aparte, sin duda lo más sorprendente del libro respecto a la cuestión de los asanas son las tablas recogidas entre las páginas 16 y 21 en las que aparece un resumen de cerca de 121 asanas totalmente inédito en la bibliografía de Krishnamacharya en el que se especifica el nombre de cada postura, su número de vinyasas, la posición del asana, estado o vinyasa en que se ejecuta cada postura manteniéndola durante varias respiraciones, el tipo de respiración (con retención tras exhalar o inhalar, sin retención, etcétera) que hay que llevar a cabo en cada una, los beneficios físiológicos que aportan y, lo que más me ha llamado la atención, la clasificación o agrupación de cada asana dentro de una de tres series que el mismo Krishnamacharya denomina “primary group” (grupo primario), “middle group” (grupo medio) y “proficient or advanced” (experto o avanzado).

Grupo primario de asanas según Krishnamacharya en el Yogasanagalu.  Incluye lo que hoy se conocen como posturas fundamentales (desde padangushtasana hasta parsvottanasa)

Krishnamacharya en el Yogamakaranda describía 72 asanas, en este Yogasanagalu describe 28, muchas de las cuales ya fueron cubiertas en el Makaranda.  Las posturas descritas tanto en el Yogamakaranda como en el Yogasanagalu no parecen haber sido expuestas en un orden concreto, sino que tan pronto se indican los vinyasas de un asana que hoy se reconocería dentro de la primera serie como a continuación se explica una postura perteneciente a la segunda, la tercera o la cuarta.  En las tablas del Yogasanagalu, en cambio, nos encontramos con 121 posturas, muchas de las cuales no son descritas en ningún lado a menos que la edición que han traducido Anthony y Satya esté incompleta, y en este caso, aunque con algunos matices, sí se encuentran agrupadas con coherencia.

Cualquier persona familiarizada con las series de Ashtanga Yoga reconocerá con facilidad que el “primary group” se corresponde con la actual primera serie, “middle group” con la actual intermedia y “proficient” con las actuales tercera, cuarta y hasta quinta series avanzadas, aunque tal vez esta última no resulte tan evidente porque la mayoría no las conocemos con la suficiente profundidad.  Hay excepciones notables, por supuesto, pero en general el número de vinyasas y el estado de cada asana se asemeja enormemente a lo que hoy se practica.  Así, por ejemplo, padangushtasana y padahastasana cuentan con 3 vinyasas, trikonasa y parsvakonasana con 5, ardha baddha padma paschimattanasa y janu sirsasana con 22, bujha pidasana con 15... todo lo cual concuerda con los vinyasas que se practican hoy y que cualquiera puede escuchar en una clase de Ashtanga Yoga tradicional con la cuenta en sánscrito (omitiendo, claro está, los primeros seis y los dos últimos vinyasas en las posturas de suelo en las que sólo se practica el half vinyasa o medio vinyasa).  También me resulta interesante comprobar cómo la secuencia de los guerreros con utkatasana y virabhadrasana A y B, aunque no sea descrita en el texto, sí se la puede reconocer tal y como es hoy en las tablas del Yogasanagalu con sus 13 y 16 vinyasas respectivos y el estado de los guerreros correctamente indicados en los vinyasas 7, 8, 9 y 10.

Grupo medio de asanas según Krishnamacharya en el Yogasanagalu.

La cuestión del ordenamiento de las posturas es ya harina de otro costal.  Tras comprobarlo personalmente estoy en condiciones de afirmar que en las tablas de asanas del Yogasanagalu aparecen absolutamente todas las posturas de las series primera e intermedia que se practican hoy e incluso que la inmensa mayoría (en el caso de la serie primera el 100% y en el de la segunda el 70%) se encuentran dentro de su serie correcta de acuerdo con el estándar actual.  Sin embargo, el ordenamiento en sí tiene mucho de “extraño”; por ejemplo, la primera postura de la primera serie es efectivamente padangushtasana y la primera de la intermedia pashasana, pero el orden tal y como lo conocemos está muy alterado de tal modo que, por ejemplo, trikonasana se ejecuta después de prasarita padottanasana o utkatasana y virabhadrasana antes de uttitha hasta padangusthasana, tras tiriangmukha ekapada aparecen los marichyasanas y después ardha baddha padma paschimattasana, las posturas de la secuencia final aparecen "dispersas" entre el grupo primero y medio mientras que un buen puñado de posturas de la serie intermedia aparecen en el grupo experto o avanzado... 

En realidad hay demasiadas diferencias como para enumerarlas todas.  Las personas interesadas pueden consultar las tablas e identificarlas por sí mismas.  Yo lo he hecho, y para aclararme en todo este embrollo he confeccionado unas tablas que compartiré a continuación (ver más abajo, tablas con colores). 

Grupo experto o avanzado de asanas según Krishnamacharya en el Yogasanagalu.

Esencialmente he comparado las series de asanas del Yogasanagalu con las actuales series de asanas de Ashtanga Yoga.  El orden de exposición es el mismo que aparece en el Yogasanagalu.  En las dos primeras columnas he añadido la información correspondiente a las series de Ashanga Yoga que se practican hoy: la primera columna indica a qué serie corresponde la postura (F: Secuencia Fundamental; P: Primera Serie; E: Secuencia Final; I: Serie Intermedia; A: Tercera Serie o Serie Avanzada A; B: Cuarta Serie o Serie Avanzada B) y la segunda columna el orden que la postura ocupa dentro de su serie.  Con el fin de facilitar el reconocimiento de las series de Ashtanga Yoga de hoy dentro de las tablas del Yogasanagalu he utilizado colores e incluido una leyenda dentro de la propia imagen. 

Por otro lado, en las columnas tercera y cuarta he situado las posturas tal y como aparecen listadas en el Yogasanagalu de Krishnamacharya: la tercera columna indica el número del asana dentro de su serie o grupo (una mera secuencia 1, 2, 3,...) y la cuarta columna su nombre tal y como aparece escrito en el Yogasanagalu.  Como suele decirse, una imagen vale más que mil palabras:

Comparación entre los tres grupos de asanas del Yogasanagalu y las cuatro primeras series de asanas del método tradicional de Ashtanga Yoga actual. 

Tras lo cual, merece la pena comentar lo siguiente:

  1. Algunos asanas del comienzo del grupo primario no tienen correspondencia con las series actuales de Ashtanga Yoga: uttanasana, chaturangadandasana, urdhwamukhaswanasana y adhomukhaswanasana.  Bueno, en realidad son posturas que forman parte de los vinyasas completos que se realizan en todas las posturas de suelo y de los propios saludos al sol.  Hay que decir que Krishnamacharya no hace ninguna referencia a los saludos al sol en todo el Yogasanagalu.  ¿Serían un invento que añadiría Pattabhi Jois tiempo después integrando en la práctica a modo de calentamiento estas cortas secuencias de posturas básicas?  Algunos así lo afirman y, por lo que se puede deducir a partir de estas tablas de asanas, tampoco podemos desmentirlos.  
  2. Los asanas de la secuencia final, tal y como he dicho anteriormente, se encuentran distribuidas en la última parte del grupo primario e intermedio, como si en sí constituyeran parte de la secuencia de posturas y no su culminación común.   
  3. Parte de la actual serie intermedia se diluye dentro del grupo de posturas avanzadas.  Me congratula encontrar karandavasa entre ellas, un asana harto difícil de la actual serie intermedia que muchos nos hemos preguntado cómo narices se le pudo haber ocurrido meterla allí a Guruji.
  4. El grupo de posturas avanzadas parece hallarse mucho menos elaborado que los dos primeros grupos en los que los paralelismos y semejanzas con las dos primeras series de hoy resultan evidentes.  En el grupo experto Krishnamacharya no ha proporcionado tantos detalles como en los dos primeros, lo cual deja entrever que quizás no le concediera demasiada importancia a las posturas avanzadas.  Esto es algo lógico dado que, ¿cuántos de sus estudiantes practicarían las secuencias avanzadas?  Al igual que sucede hoy en cualquier escuela, incluido el KPJAYI que dirige Sharath, lo normal sería que entre el millar de alumnos que había estudiado con Krishnamacharya entre 1933 y 1941, la mayoría hubiera sido capaz de practicar únicamente los dos primeros grupos de asanas, lo que sugiere que quizás el grupo avanzado no estuviera tan pulido como el resto.  Esto concuerda con la enseñanza de Pattabhi Jois, el cual siempre diría que lo importante eran las dos primeras series porque en ellas se llevaba a cabo el principal proceso de sanación y transformación; las series avanzadas eran para poco más que exhibiciones.  También cabe recordar que las series avanzadas son las que en mayor medida modificó Pattabhi Jois, quien al principio (hasta los años 70) únicamente enseñaba dos series avanzadas (A y B) muy largas y que posteriormente las dividiría en cuatro (A, B, C y D).  
  5. He identificado varios asanas de las actuales series tercera y cuarta que no aparecen recogidas en el grupo avanzado del Yogasanagalu y las he dejado anotadas.  Igualmente, hay algunas pocas posturas avanzadas que han quedado "descolgadas" sin localizarse dentro de ninguna serie actual.  No me he tomado la molestia de averiguar cuáles son las posturas de la quinta y sexta series; seguramente se encuentren dentro de ellas.

Salamba sarvangasana: la reina de los asanas.

Conclusiones.

A partir de todo esto cada cual puede extraer sus propias conclusiones y, claro está, yo expondré las mías.  Pese a todas las diferencias, desde mi punto de vista el Yogasanagalu es una prueba escrita irrefutable de la relación entre el método de Ashtanga Yoga tradicional que divulgó Pattabhi Jois y la enseñanza de Krishnamacharya durante sus años dorados en Mysore.  Si a los lectores del Yoga Makaranda aún les pudiese quedar alguna duda, tras estudiar el Yogasanagalu ya no cabe ninguna: lo que Pattabhi Jois enseñó se encuentra aquí, la metodología estilo Mysore, los asanas, los bandhas, los dristhis, las series primera, intermedia y avanzada...

Es probable que no conozcamos nunca el contenido del Yoga Korunta, presunto texto germinal del yoga de Krishnamacharya y por extensión del Ashtanga Yoga divulgado por Pattabhi Jois, pero de hallarlo, las personas que pretendieran encontrar en él una referencia literal a lo que Krishanamacharya o Pattabhi Jois enseñaron sin duda quedarían decepcionadas.  El yoga no se ha enseñado nunca ni se ha transmitido de generación en generación a partir de libros encorsetados sino a través de una enseñanza viva basada en el aprendizaje y experiencia personal.  Ramamohan Brahmachari no recibió de su gurú, quienquiera que fuera, el contenido de un texto que debía ser seguido a pies juntillas y tampoco se lo transmitió así a Krishnamacharya.  Cuando Krishnamacharya se disponía a enseñar yoga a una persona no se limitaba a aplicar los párrafos de un libro letra por letra, sino que desplegaba todo su arsenal de conocimientos y, en base a las necesidades y circunstancias de su estudiante o paciente, le prescribía un trabajo concreto.

En el momento en que Krishnamacharya se enfrentó a la tesitura de abrir una escuela de yoga a la que acudirían cientos de estudiantes, hubo de adaptar su enfoque.  Ya no resultaba factible enseñar algo completamente distinto a cada uno, sino que, y esto es una suposición mía en base a las tablas del Yogasanagalu, tuvo que agrupar a los estudiantes e irles enseñando de manera sistemática unas secuencias de posturas más o menos fijas a través de las cuales cada uno iría avanzando progresivamente de acuerdo con su capacidad y compromiso.  Fue allí cuando, seguramente, aplicó las series de asanas que, de una manera que desconocemos, recogía el Yoga Korunta, y que sin duda requirieron de un proceso de investigación personal por parte de Krishnamacharya con sus estudiantes como conejillos de indias.

Pattabhi Jois fue uno de aquellos estudiantes.  Estudió con Krishnamacharya cuando era un adolescente entre 1927 y 1929 en Hamman y posteriormente de adulto en Mysore al menos entre 1933 y 1950, fechas de apertura y cierre de la escuela de Krishnamacharya en el Jaganmohan Palace.  Un total de veinte años.  En 1948 Pattabhi Jois abrió una shala en su casa cuando Krishnamacharya aún se encontraba en la ciudad, y emprendió su propio camino de enseñanza e investigación con un fuerte vínculo con las enseñanzas de su gurú, de quien al fin y al cabo lo había aprendido todo.

El Yogasanagalu, escrito en 1941, constituye un extraviado testimonio de todo aquello que al fin hemos tenido ocasión de hojear.  Ojalá que este blog haya servido para hacerlo llegar a más gente y para arrojar algo de luz sobre los orígenes del método tradicional de Ashtanga Yoga.