martes, 31 de octubre de 2017

Crónica en diferido de un viaje a Mysore.

Mysore, 2013.

Este año no vamos a India.    Se venía mascando que, por cuestiones de salud o personales, Sharath no enseñaría esta temporada. Llegó el mes de junio y, en contra de lo que era habitual, la página web del KPJAYI no se actualizó anunciando el inicio de una nueva temporada en octubre.  Al tiempo llegaban noticias de un tour de una semana de duración que Sharath impartiría en China en el mes de noviembre y, entretanto, durante el mes de junio había enseñado en varias ciudades de Estados Unidos mientras que en agosto hizo lo propio en Copenhague, Estocolmo y Londres.  Quizás no enseñase en Mysore esta temporada, pero todo ese ajetreo internacional dejaba a las claras que de salud debía de andar bastante bien.  De hecho, durante todos estos meses en las redes sociales se publicaron numerosas fotografías y vídeos de Sharath dando clases y haciendo turismo por Estados Unidos y Europa en las que se mostraba de lo más lozano.  Y ahora que también es posible seguirlo a través de su, sorprendente pero cierto, perfil de Instagram, hasta se le ha podido ver emitir comunicados y disfrutar de momentos de su vida cotidiana, tales como las recientes celebraciones de cumpleaños de su hijo Shambav y el suyo propio.

Descartados los problemas de salud, entonces cobraron fuerza las posibles tensiones personales entre Sharath y su madre.  Al principio del verano la madre de Sharath e hija de Pattabhi Jois, Saraswathi, había abierto su propia web e indicado que impartiría clases en la main shala.  Saraswathi siempre había cedido a su hijo el uso de la shala durante la temporada de octubre a marzo pero, por el motivo que fuera, este año ella se quedaría también a partir de octubre.  En consecuencia, muchos pensamos que Sharath no volvería a dar clases en Mysore hasta que encontrase un nuevo sitio donde enseñar.  Quizás había llegado la hora del terreno que había comprado en las afueras de Mysore y que había enseñado a los estudiantes al comienzo de la temporada pasada.  No obstante, en dicho terreno no existía ninguna edificación, por lo que no se trataba de una solución a corto plazo.

La comunidad internacional de Ashtanga Yoga se resignaba a la evidencia: no habría temporada en Mysore este año, al menos no con Sharath, y para muchos entre los que me incluyo, Saraswathi no es una opción.  Más que nada porque Sharath es nuestro -mi- profesor, y si nos tomamos el esfuerzo y sacrificio de trasladarnos hasta otro continente es para estar con él, no con segundas opciones por muy respetables que sean.

Y de pronto, durante los primeros días de septiembre, saltó la noticia: Sharath sí enseñaría esta temporada, pero sólo durante los meses de diciembre y enero.  Se abría un plazo de cinco días a partir del 15 de septiembre para que los aspirantes enviasen su solicitud, que obligatoriamente debía ser por los dos meses completos; no se aceptaban estancias parciales.


A pesar del entusiasmo inicial, en Ashtanga Yoga Bilbao nos dimos cuenta en seguida de que no podríamos ir.  Estamos formando asistentes, pero todavía no hay nadie en Bilbao que nos pueda suplir en las clases y el funcionamiento de la escuela depende por completo de Nines y de mí.  Quizás pudiéramos haber ido a India en meses alternos: un mes yo y otro mes Nines o viceversa, pero Sharath no aceptaba dicha posibilidad.  También podía haber sido Nines la que se hubiera ido los dos meses, pero se acababa de matricular a un curso de osteopatía que empezaba en octubre y no parecía prudente ausentarse todo ese tiempo nada más comenzarlo.  A mí simplemente se me antoja irresponsable abandonar la escuela en diciembre y enero; mi plan desde que estoy en Bilbao ha sido ir a Mysore sólo en el mes de diciembre o, alternativamente, asistir a los cursos para profesores autorizados que Sharath organiza algunos años durante los meses de julio y agosto.  Hasta la fecha, por mala suerte o porque así lo ha querido la providencia, no he sido aceptado a lo uno ni a lo otro.  Y a la vista de las circunstancias, este año ni siquiera lo intentaría.

Al final se celebró la "tómbola" de las solicitudes o de las "aplicaciones", como muchos dicen en una mala traducción literal del inglés "application".  El 15 de septiembre a las 00:00 horas indias miles de personas de todo el mundo se lanzaron en tromba sobre la web del KPJAYI en busca de una de las alrededor de 300 plazas que habría disponibles.  En cuestión de minutos el cupo quedó cubierto y muchos se quedaron fuera.  Si ya había problemas cuando la temporada constaba de seis meses, ¡qué no sucedería ahora con sólo dos! 

Algunos amigos y conocidos han tenido suerte: su solicitud pasó el filtro y unos cuantos días después recibieron la confirmación: irán a Mysore este año a estudiar con Sharath.  El resto, muchos más, que queriendo ir no llegamos a enviar la solicitud o habiéndolo hecho recibieron el protocolario email con el rechazo, nos quedaremos en casa.  Otro año será.

No obstante, y pese a que este año Ashtanga Yoga Bilbao no estará en la India, se me ha ocurrido una idea para que de todos modos los lectores del blog puedan leer una crónica de un viaje a Mysore esta temporada.  Lo que haré será publicar una crónica de tres capítulos para el viaje que hice en el año 2013, entre finales de octubre y primeros de enero del 2014.  En realidad fueron tres correos electrónicos que envié a familiares y amigos relatando mis vivencias: el primero tras la primera semana de estancia en India, el segundo al cabo de un mes y el último el mismo día que partía de regreso a España.  Serán, por lo tanto, tres entregas, y las publicaré en el mismo día en que fueron enviadas, pero cuatro años más tarde.

Un aspecto interesante de esta crónica es que, a diferencia de los demás viajes, en aquella ocasión llegué a India completamente solo.  Una amiga -Tanya- vendría al cabo de algunas semanas y Nines lo haría en Navidad.  Yo sería su avanzadilla y el encargado, entre otras cosas, de encontrar un hogar para todos.  En crónicas anteriores llegaba a mesa puesta, así que la de este viaje puede resultar de utilidad a aquellas personas que viajan por primera vez a Mysore y no saben cómo desenvolverse.

Espero que la disfrutéis.  Salí de Madrid el 31 de octubre -hoy- y llegué a Mysore el 1 de noviembre; el primer email lo envié una semana después así que... ¡estad atentos a las crónicas!

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