A lo largo de cuatro intensos días, David Williams ha compartido con nosotros reveladoras enseñanzas de Ashtanga Yoga y fascinantes anécdotas. El taller, con el refrescante título de
"Ashtanga Yoga para el resto de tu vida", ha sido un condensado compendio de clases de Ashtanga Yoga en su versión más clásica, técnicas de
pranayama tal y como se las enseñó
Guruji y, según nos ha insistido, sin ninguna modificación, y relatos históricos y biográficos acerca del Ashtanga Yoga de Krishna Pattabhi Jois desde el punto de vista de quien es nada más ni nada menos que su pionero en Occidente.
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¿No sabes llegar? ¡Pues fíjate en la dirección que marca el cartel! |
En efecto, si habéis tenido la suerte de tener en vuestras manos el libro
"Guruji: un retrato desde los ojos de sus estudiantes", editado poco después de la muerte de Pattabhi Jois en mayo del 2009, habréis podido comprobar cómo, tras el prefacio de los dos autores y una entrevista a Manju Jois, el estudiante que abre el primer capítulo
"Los 70: Cómo el Ashtanga Yoga llegó a Occidente" es precisamente David Williams. Algunos de los profesores más reputados hoy día en Ashtanga Yoga eran unos chavales cuando David Williams comenzó a practicar. Borja estaba a punto de nacer, y yo mismo ni siquiera era un proyecto todavía. Profesores archiconocidos como David Swenson o Peter Sanson llegarían a ser alumnos de David Williams en California o Hawaii. Sharath Jois era un bebé casi de teta y el propio Krishna Pattabhi Jois un "mozalbete" de cincuenta y ocho años. De hecho, David nos ha contado lo mucho que le preocupaba que Guruji muriese antes de enseñarle todo lo que sabía. 60 años era una edad avanzadísima en la India de entonces, y David Williams desconocía que Krishnamacharya y todos sus discípulos estaban destinados a rozar o superar el centenario.
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David Williams hecho un nudo en sus años mozos. |
Además de tener mucho que contar David lo cuenta muy bien. Uno se queda literalmente absorto escuchándolo. La vida de David Williams desde su temprana juventud se centró en una podría decirse que afanosa búsqueda de yoga. Vivió como un
hippie viajando en autobús a través de Europa y Oriente hasta llegar a la India. Practicó varios estilos de yoga en busca del "yoga auténtico" y finalmente, en 1972, con apenas 22 años de edad, mientras se encontraba en un
ashram enrolado en un curso de formación en yoga, la casualidad quiso que su
ashram recibiera la visita de un indio que se dedicaba a recorrer templos y
ashrams haciendo dinero mediante exhibiciones de
asanas. David Williams quedó fascinado: era justo lo que había estado buscando durante todos esos años. Le interrogó al indio para saber dónde había aprendido aquello. Y resultó que era Manju Jois, y que ese sistema de yoga se lo había enseñado su padre Pattabhi Jois en Mysore. David Williams ya sabía cuál sería su siguiente parada.
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David Williams y Borja Romero-Valdespino de Ashtanga Yoga Madrid, que ha ejercido de traductor simultáneo. |
El párrafo anterior ha sido una muestra de lo intenso e interesante que ha llegado a ser el taller. Conocieses o no la historia, la manera de relatarlo de David es muy amena, aunque se nota que la ha debido de contar cientos de veces. Sin embargo, desgranar el contenido de las aproximadamente quince horas del taller probablemente quede fuera del alcance de este
post.
De entre todo lo que ha enseñado, me quedo con lo mucho que ha insistido David en no perseguir el dolor. La práctica de Ashtanga Yoga es muy exigente y muchos creen que el dolor es parte imprescindible del proceso. Según David, y las palabras de una de las escasísimas personas en el mundo que han terminado las seis series de
asanas -de hecho pensaba que no había nadie que lo hubiese logrado- y que ha practicado Ashtanga Yoga a diario y sin interrupciones durante más de cuatro décadas, creo que han de ser tenidas muy en cuenta, la práctica de yoga ha de ser gozosa, debe proporcionar placer, tiene que conseguir que el cuerpo se inunde de endorfinas. Sólo así la práctica cumplirá su objetivo de sanación. El dolor, según David, no es otra cosa que la señal de que se están rompiendo tejidos. El dolor no hace que se segreguen endorfinas, sino adrenalina, que indica al cuerpo que ha de protegerse, contraerse y cerrarse. El dolor conduce a la lesión, y cuando hay lesión el cuerpo ha de invertir toda su energía en curar lo que se ha roto en vez de dirigirla a otra parte.
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David Williams durante el curso. |
A continuación destacaré algunas curiosidades que hemos aprendido a modo de tecnicismos. Hay que tener en cuenta que David Williams finalizó sus estudios con
Guruji en 1979 y jamás regresó a Mysore. De hecho, a pesar de haber completado todas las series de Ashtanga Yoga no figura en la lista de profesores certificados porque la propia lista no existió hasta mucho más tarde y David ya no estaba allí para ser añadido. Durante las tres décadas siguientes hasta la muerte de Pattabhi Jois, la práctica de Ashtanga Yoga sufrió leves pero constantes modificaciones. Por ello, de algún modo practicar con David Williams ha sido como abrir una cápsula del tiempo, porque continúa enseñando de la misma manera que Pattabhi Jois lo hacía en la década de los setenta, cuando en su escuela sólo había alumnos indios que pagaban diez rupias al mes y no cabían más de ocho personas a un tiempo. En resumen, estos son algunos de los detalles que más me han llamado la atención de las clases de David Williams:
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Póster con todas las asanas de Ashtanga Yoga ejecutadas por David Williams. |
- Durante sus clases no lleva la famosa cuenta de vinyasas. Nada de ekam, due, trini, catuari, etcétera. Las clases han sido guiadas pero sólo con instrucciones. Él aprendió exclusivamente con clases estilo Mysore. Las primeras clases guiadas que conoció David Williams tuvieron lugar cuando Guruji comenzó a viajar regularmente a Estados Unidos y llegó un momento en que acudía tal cantidad de gente a sus talleres en California que la práctica estilo Mysore se hacía imposible. En ese momento comenzó a guiar algunas prácticas y a contar en sánscrito, aunque de una manera un tanto errática tal y como me contó David durante una cena que tuvimos la suerte de compartir los profesores de Ashtanga Yoga Madrid. Parece que el "vinyasa count" que hoy conocemos y que se detalla en numerosos libros y páginas web se desarrolló a partir de entonces.
- David tampoco conoció la práctica full vinyasa (vinyasa completo) según la cual cada asana, incluidas las de suelo, se inician desde samastithih, la postura de atención de pie, y que yo y muchos creíamos era el origen de la práctica half vinyasa (medio vinyasa: posturas de suelo enlazadas a través de los movimientos 4, 5 y 6 del saludo al sol) actual. El vinyasa completo debió de ser un añadido posterior destinado a los occidentales que viajaban a Mysore y que llegaban desbordantes de energía. O quizás era el método original pero Guruji prefirió no aplicarlo cuando sus estudiantes eran solamente indios. En cualquier caso, el full vinyasa hoy día sólo se practica en determinados talleres de "exhibición" organizados por profesores que lo conocieron en su época, tal que el que hice con Lino Miele hace unos años. Lo curioso del caso es que ellos suelen anunciarlo como la manera "original" de practicar Ashtanga Yoga, cuando en realidad David Williams fue testigo de una época anterior en la que tampoco se estilaba.
- La propia práctica con medio vinyasa de David Williams difiere bastante de la actual. En las posturas de suelo sólo se ejecuta el vinyasa entre asana y asana, no entre lado y lado. Algunas posturas incluso se enlazan una detrás de la otra sin vinyasa alguno. Tal es el caso de la secuencia upavistha konasana (en la que David nos ha hecho cogernos de los dedos gordos, no de la parte externa de los pies) y supta konasana, o la serie supta padangustasana, ubhaya padangustasana y urdhva mukha paschimattanasana, ejecutadas una tras otra de manera fluida, sin cakrasana ni vinyasas intermedios.
- Una de las curiosidades más llamativas radican en que David Williams enseña a sus estudiantes a aplicar el jalandhara bandha -cerrojo de la garganta- en prácticamente todas las asanas. La explicación a porqué se hacía así tiene mucho sentido: al llevar el mentón a la garganta se crea espacio entre las vértebras cervicales y se permite que la energía, el prana, fluya con mayor facilidad a través de la columna vertebral y hacia la cabeza. Los pilotos acrobáticos y especialistas en apnea corroboran esto, pues para evitar pérdidas de conocimiento en las situaciones extremas a que se ven sometidos y mantener el cerebro oxigenado al máximo llevan la barbilla hacia la garganta exactamente de la misma manera. Durante el taller, en todas las flexiones hacia delante David Williams, sabedor de que se nos ha enseñado de otra manera, insistía en que llevásemos la frente hacia la rodilla y el dristhi al ombligo -nabhicakre-, en vez de la barbilla a la rodilla y el dristhi al pie -padayoragre- tal y como se hace hoy día. De hecho, en todas las fotos antiguas que existen de Krishnamacharya y Pattabhi Jois practicando asanas, las flexiones hacia delante las hacen como dice David Williams. Por lo visto, en algún momento después de 1979 Guruji decidió cambiarlo. En los textos del libro Yoga Mala que el propio Guruji escribiera se dan las dos opciones: "lleva la frente a la barbilla o a la rodilla", mas lo cierto es que la opción de la barbilla es la que a la postre se ha acabado imponiendo, quizás porque sitúa la columna vertebral en una posición más estirada. En otros estilos de yoga -en Bikram Yoga, por ejemplo- se sigue optando por el jalandhara bandha.
- También, este taller con David Williams me ha servido para descubrir que originalmente -en los setenta- sólo se hablaba de cuatro series de asanas: primera, intermedia, avanzada A y avanzada B. Posteriormente, la avanzada A se dividió en dos series y la avanzada B en otras dos, quedando cuatro series avanzadas: A, B, C y D que, junto con la primera y la intermedia, constituyen las seis series de Ashtanga Yoga que conocemos hoy, o de las que hemos oído hablar hoy. Porque la quinta y la sexta series para mí han sido un largo misterio: no sabía cómo eran ni sabía si había alguien en el mundo que las practicara. Pero, por lo visto, en la década de 1970 ya hubo alguien que las aprendió: David Williams. En su póster -que Ashtanga Yoga Bilbao ha adquirido con una dedicatoria especial del propio David- aparecen todas las asanas de lo que en los setenta fueron la serie primera, intermedia y avanzada A y B y hoy día son las seis series de Ashtanga Yoga. La manera en que David las practicaba era poco menos que demencial: un día hacía la serie primera por la mañana y la serie intermedia por la tarde. Al día siguiente la serie avanzada A (la tercera y la cuarta) por la mañana y la avanzada B (la quinta y la sexta) por la tarde, rutina que repetiría cada día hasta terminar la semana, descansando sábados y lunas y volviendo a empezar desde el principio la semana siguiente. Una práctica no apta para perezosos, desde luego.
- Por último, David nos habló de un concepto desconocido: la serie de los rishis o de los sabios. ¿Hay algo más allá de la sexta serie? Esa pregunta se la planteó David a Guruji, que le habló de la serie de los sabios. Cuando el yogi ha alcanzado la sabiduría necesaria, ya no es necesario practicar ninguna de las series de asanas. Para el yogi sabio, sólo hacen falta diez asanas. Él mismo es quien debe averiguar qué diez posturas ha de hacer cada día. Y eso sí, cada una ha de ser mantenida durante cincuenta respiraciones prolongadas, lo cual puede suponer horas de práctica para un estudiante avanzado cuyo puraka -inhalación- y recaka -exhalación- pueden fácilmente alcanzar el minuto. En último término, el rishi dominará todas las asanas de todas las series y será capaz de permanecer cincuenta respiraciones en cada una de ellas.
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David Williams y Ashtanga Yoga Madrid. |
De nuevo, tengo que agradecerle a mi maestro Borja Romero-Valdespino la oportunidad que nos ha brindado de conocer a este interesantísimo y curiosísimo maestro de Ashtanga Yoga. El taller ha servido para aprender cosas nuevas y cosas viejas, aclarar dudas y hallar inspiración. David Williams, que a sus sesenta y cinco años acumula casi cuarenta y cinco años dedicados al Ashtanga Yoga, es un ejemplo vivo de cómo el yoga puede acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida.
http://www.ashtangayogi.com/
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