viernes, 8 de septiembre de 2023

Reflexión en torno a durvasasana: ¿para qué estos alardes?

Durvasasana por Fernando Gorostiza en Ashtanga Yoga Bilbao. 

Hace años Carol, una buena amiga que viajó a Nepal, nos envió una postal en la que aparecía un yogui con barba larga y vestido tan sólo con unos calzones que ejecutaba una extravagante postura con el pie detrás de la cabeza mientras mantenía el equilibrio sobre el otro pie y saludaba a la gente que pasaba con la mano. La postal la tenemos desde entonces en la recepción de Ashtanga Yoga Bilbao, decorando la entrada junto con un elefante y otros adornos. Muchos años después, para mi sorpresa, me encontré enfrentándome a esa misma postura de la postal y que resultó llamarse durvasasana en homenaje al sabio Durvasa famoso por su carácter irascible.

Durvasasana es una de esas posturas que cuando uno empieza a hacer yoga ni se imagina sea posible para el cuerpo humano y que cuando acaba siendo consciente de su existencia asume no llegará a hacer nunca. Es la séptima postura de la tercera serie de Ashtanga Yoga y, siendo realistas, se encuentra completamente fuera del repertorio de asanas que llegará a ejecutar nunca la inmensa mayoría de la gente que practica cualquier estilo de hatha yoga. De hecho, durvasasana implica una convergencia de flexibilidad, fuerza y habilidad totalmente prescindibles. Una persona puede gozar de una vida plena y saludable con una gran movilidad funcional sin tener que experimentar contorsiones grotescas tal que esta.

Si se tiene en cuenta lo difícil que resulta que la gente sea constante y perdure en el tiempo cuando inicia cualquier actividad, que algunas de las problemáticas físicas que plantean los asanas requieren un largo proceso y que ciertas circunstancias como la edad o determinadas patologías puedan suponer obstáculos insalvables al progreso físico pasado cierto punto, no resulta exagerado afirmar que posturas como durvasasana se encuentran al alcance de menos del 1% de las personas que practican yoga basado en asanas.

Secuencia completa de durvasasana con todos sus vinyasas "maquillado" para Imstagram.

Secuencia completa de durvasasana con todos sus vinyasas sin maquillar.

Ante este dato, cuando los practicantes/profesores de yoga subimos a las redes sociales posturas que sabemos están al alcance de menos del 1% de personas, cabe plantear ciertas preguntas acerca de nuestras intenciones. ¿Qué pretendemos con ello? ¿Hacer una exhibición de lo que somos capaces? ¿Es por tanto, nada más que un ejercicio de vanidad, de exaltación del ego?

Aun reconociendo el conflicto, siempre me gusta ver luz en la oscuridad y no plantear las cuestiones de la vida en términos absolutos: blanco o negro, bueno o malo. Detrás de este video hay, por supuesto, afán de protagonismo, creación de imagen de marca y atracción de seguidores y potenciales estudiantes/clientes. No reconocerlo sería deshonesto por mi parte y por la de cualquiera de los otros muchos perfiles en los que se muestran asanas más o menos “avanzadas” en las que además cualquier consejo o “tip” divulgativo resulta ampliamente irrelevante por servir a una inmensa minoría.

El aspecto luminoso lo encuentro, en gran medida, en la inspiración que puede inculcar en otras personas la exposición del propio camino. El yoga es un proceso interno alejado diametralmente del circo de asanas retorcidas que saturan las redes sociales y al que hoy acabo de aportar yo mi grano de arena. No obstante, conviene recordar que Vivekananda, Ramana Maharsi y otras figuras importantes del yoga que experimentaron profundos procesos internos pero no practicaron asanas no lograron popularizarse en la misma medida que se han dado a conocer hatha yoguis como Krishnamacharya, Shivananda o Iyengar quienes sí practicaron e hicieron alarde de asanas. Gracias a estos últimos, muchas mentes volcadas hacia lo externo y a las que un mensaje profundamente interno como el de Ramana Maharsi a duras penas les habría suscitado interés, han mostrado interés por el yoga y desde el asana han emprendido un camino que paulatinamente les ha llevado hacia lo interno.

La mencionada postal que tenemos en la recepción.

El asana extravagante perfectamente ejecutada en plena naturaleza con el sol poniente en lontananza, carita sonriente y grabada desde un dron que sobrevuela la escena retocada con Photoshop es la punta del iceberg. Si te quieres quedar en la imagen presuntuosa, en el famoseo, está bien y es correcto, pero personalmente te animo a que hagas un pequeño esfuerzo e indagues en lo que hay por debajo, porque quizás te lleves una sorpresa y descubras, escondidos, lo mismo que verías en un pianista que en su concierto te deja boquiabierto: muchos años de dedicación, miles de repeticiones sin glamour, cientos de fallos que ninguna cámara grabó, prácticas solitarias de madrugada, en el frío del invierno y el calor del verano, días ilusionantes intercalados por días de abatimiento, plagados de dudas, sin saber adónde te diriges ni porqué lo estás haciendo... Seguramente esa sea la mejor enseñanza que puedas extraer para ti: la cultura del esfuerzo, de la paciencia, de la devoción, del amor sincero que no espera nada a cambio porque lo que llega está tan lejos y la mecha de la ambición tan corta, que enseguida explota. En definitiva, una transformación interna que ha partido desde fuera pero que se ha deslizado hacia dentro y te ha hecho construir un refugio íntimo que visitas cada día y desde el que luego sales revigorizado para afrontar los avatares que la vida te trae.

Para llegar a ese punto durvasasana no es imprescindible. Lo bueno que tiene el sistema de Ashtanga Yoga es que se adapta a cada persona y, debido a ello, en algunos casos, los maestros con amplio recorrido y experiencia deciden que ha llegado el momento de que el estudiante aprenda un asana en concreto que tiene sentido dentro del proceso personal del estudiante. Colgar videos así en Instagram es una ventana, una captura hacia un instante congelado de ese proceso, y a cada uno nos puede servir para criticarlo y echar pestes sobre esos yoguis vanidosos que exhiben posturitas… o para inspirarnos y animarnos a desenrollar al día siguiente nuestra esterilla y hacer algo por nuestra salud y por reducir la entropía en nuestra cabeza. Tú eliges.

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