Ashtanga Yoga Bilbao ha dado otro pasito. Hoy, por primera vez en diez años, he dejado de ejercer profesionalmente como ingeniero con la intención de enfocar todas mis energías y todo mi tiempo en el proyecto de Ashtanga Yoga Bilbao. El próximo lunes día 1 estaré en Bilbao y, ya sin ningún lastre laboral encima, comenzaré "oficialmente" la búsqueda de un sitio adecuado para la escuela.
Cuando alguien abandona de forma voluntaria un trabajo estable y bien remunerado que ha formado parte de su rutina vital desde el año 2006 hasta bien entrado el 2015, lo menos que cabría esperar sería quizás cierta sensación de desasosiego, de salto al vacío: "¿Estaré haciendo lo correcto?" "¿Me arrepentiré?" Lo curioso del caso es que hoy, al afrontar mi primera mañana de libertad en un anodino miércoles de finales de mayo, del único sentimiento del que puedo hablar, si es que realmente se puede decir que constituya un sentimiento, no es otro que el de la certeza.
Porque hay ocasiones en la vida en la que uno está seguro de haber hecho lo correcto. Y hoy ha sido uno de esos días. He dejado atrás la estabilidad, la tranquilidad de una vida solucionada como ingeniero para perseguir el sueño de Ashtanga Yoga Bilbao. La decisión, tomada en realidad hace años, no ha sido fácil. En contra se han alzado los clásicos convencionalismos de la sociedad y de la familia, que no entienden que se rechace la seguridad y se escoja la incertidumbre.
Sin embargo, lo correcto no es siempre ni necesariamente lo que los otros esperan de uno. Cada cual ha de buscar el sentido de su vida y situarse en el escaque adecuado de su particular partida de ajedrez. Un error que cometemos muchos es pensar que lo que se aplica a nosotros ha de aplicarse también al resto, y este error es la fuente de un sinfín de frustraciones e infelicidades. En realidad, uno de los grandes misterios de la vida no es otro que hallarle el sentido, averiguar porqué estás aquí y para qué. Y a la vista de lo complejo del ser humano, la respuesta a esa gran pregunta a menudo va más allá de la mera supervivencia de uno mismo o la perpetuación de la especie.
Porque hay ocasiones en la vida en la que uno está seguro de haber hecho lo correcto. Y hoy ha sido uno de esos días. He dejado atrás la estabilidad, la tranquilidad de una vida solucionada como ingeniero para perseguir el sueño de Ashtanga Yoga Bilbao. La decisión, tomada en realidad hace años, no ha sido fácil. En contra se han alzado los clásicos convencionalismos de la sociedad y de la familia, que no entienden que se rechace la seguridad y se escoja la incertidumbre.
Sin embargo, lo correcto no es siempre ni necesariamente lo que los otros esperan de uno. Cada cual ha de buscar el sentido de su vida y situarse en el escaque adecuado de su particular partida de ajedrez. Un error que cometemos muchos es pensar que lo que se aplica a nosotros ha de aplicarse también al resto, y este error es la fuente de un sinfín de frustraciones e infelicidades. En realidad, uno de los grandes misterios de la vida no es otro que hallarle el sentido, averiguar porqué estás aquí y para qué. Y a la vista de lo complejo del ser humano, la respuesta a esa gran pregunta a menudo va más allá de la mera supervivencia de uno mismo o la perpetuación de la especie.
Hace unos días una amiga me dijo las siguientes sabias palabras, que en un día como hoy han repicado en mi interior con especial significado: "A veces hay que abandonar algo bueno para obtener algo excelente". Ashtanga Yoga Bilbao viene a resolver mi particular dicotomía entre la profesión y la vocación, el deber y la pasión, el hacer lo que de mí se espera, frente a hacer lo que yo deseo y que de corazón creo estaba destinado a hacer.
Porque a decir verdad, Ashtanga Yoga Bilbao ha existido durante mucho tiempo. Mi círculo íntimo sabe que hace años concluí que los motivos laborales que me habían hecho dejar Bilbao y marchar a Madrid no habían sido el fin, sino un vehículo. Si no tienes fe igual te parece estúpido, pero tengo la certeza de que Dios o la Providencia por Él dispuesta me situaron en los sitios adecuados en los momentos adecuados con el propósito de que siguiera este camino. ¿Qué camino? El camino de llevar el Ashtanga Yoga a Bilbao después de haberlo aprendido en Madrid e India de la manera tradicional de manos de Borja y Sharath, mejorando la salud y bienestar de mis paisanos y dando a conocer esta transformadora disciplina de raíces milenarias en la ciudad que me vio nacer.
Ha comenzado una nueva etapa del viaje. Hasta hoy, al barco se le habían instalado las máquinas, llenado los depósitos de combustible y provisiones, reclutado a la tripulación y puesto varias capas de pintura, pero el barco estaba amarrado en puerto y anclado al fondo. Pero hoy, al fin, el barco ha soltado amarras, izado velas y puesto proa al horizonte. Navega libre, y no existe marejada o tormenta que lo inquiete.
Porque a decir verdad, Ashtanga Yoga Bilbao ha existido durante mucho tiempo. Mi círculo íntimo sabe que hace años concluí que los motivos laborales que me habían hecho dejar Bilbao y marchar a Madrid no habían sido el fin, sino un vehículo. Si no tienes fe igual te parece estúpido, pero tengo la certeza de que Dios o la Providencia por Él dispuesta me situaron en los sitios adecuados en los momentos adecuados con el propósito de que siguiera este camino. ¿Qué camino? El camino de llevar el Ashtanga Yoga a Bilbao después de haberlo aprendido en Madrid e India de la manera tradicional de manos de Borja y Sharath, mejorando la salud y bienestar de mis paisanos y dando a conocer esta transformadora disciplina de raíces milenarias en la ciudad que me vio nacer.
Ha comenzado una nueva etapa del viaje. Hasta hoy, al barco se le habían instalado las máquinas, llenado los depósitos de combustible y provisiones, reclutado a la tripulación y puesto varias capas de pintura, pero el barco estaba amarrado en puerto y anclado al fondo. Pero hoy, al fin, el barco ha soltado amarras, izado velas y puesto proa al horizonte. Navega libre, y no existe marejada o tormenta que lo inquiete.