Contraportada del Yoga Mala de Pattabhi Jois, con la fotografía de una hoja de un viejo manusrito en sánscrito. ¿El Yoga Korunta? No, sin duda, pero me gusta la idea. |
Sin duda, el yoga ya forma parte de la cultura popular: aparece en anuncios de televisión, en los carteles del metro, políticos y famosos presumen de que lo practican... En estos tiempos modernos resulta difícil pensar que el yoga no gozó siempre de este prestigio, este glamour, y que hubo una época, hace no mucho, en el que el yoga era visto en el mundo como una exótica extravagancia de Asia y que en la India, su propia cuna, quedaba relegado al ostracismo, a la marginalidad de eremitas, monjes, shadus, swamis y sannyasas retirados de la sociedad.
Pero la realidad es exactamente ésa: el yoga no se ha dado a conocer al mundo sino en el último siglo y su expansión a gran escala se ha producido tan sólo en las últimas décadas. Durante siglos el mundo no sentía interés por el yoga; en la India las familias no deseaban que sus hijos lo practicasen y terminasen llevando una vida monacal en un ashram; los grandes maestros vivían y perecían sin fama ni oropeles, sin que los cronistas recogieran sus enseñanzas y las preservasen en bibliotecas ni se les rindiese encendidos homenajes. En sus discípulos y algún astroso manuscrito quizás perdurasen sus enseñanzas durante un tiempo, pero por lo demás el personaje detrás quedaba condenado a diluirse cual terrón de azúcar en el océano del tiempo y, a lo sumo, a convertirse en leyenda o mito.
No es de extrañar, por tanto, que un velo de misterio cubra en gran parte los orígenes del yoga y sus linajes. Hay sabios de la antigüedad como Patanjali, Vyasa, Ashtavakra, Ishvarakrishna, Shankaracharya o Swatmarama cuyo legado ha conformado buena parte del conocimiento yóguico actual y que son referencia para todas las tradiciones pero de cuyas vidas poco o nada se conoce. Muchos otros sabios y textos se han perdido y hoy ya ni se recuerdan sus nombres. Los mismos linajes, las escuelas que se extienden por los cinco continentes y que tienen a sus fundadores bien identificados con nombre, apellido, foto y extensa biografía, pierden sus raíces en el pozo del anonimato. Vivekananda fue discípulo de Ramakrishna, y Ramakrishna de Totapuri pero, ¿quién fue Totapuri y quién fue su maestro? Totapuri vivió en aquellos siglos oscuros en los que al mundo no le interesaban los locos ascetas del yoga y es el último y misterioso eslabón al que podemos remontarnos del sin duda milenario linaje del raja yoga de Vivekananda.
En el caso de la tradición de Ashtanga Yoga sucede otro tanto. El mundo ha conocido a Pattabhi Jois y a su maestro Krishnamacharya, que falleció en 1989 a unos dilatados 101 años. Para entonces la pasión por el yoga ya había despertado en el mundo, lo que permitió que sus vidas fueran suficientemente documentadas, fotografiadas y filmadas. Pero más allá de Krishnamacharya existe un gran misterio. ¿Surgió Krishnamacharya de forma espontánea, como una seta en el bosque, sin que nadie la plantase? ¿Fue un autodidacta, un inventor que interpretó e innovó por cuenta propia a partir de la exquisita educación formal universitaria que recibió? Evidentemente no.
En algún momento de los años 1910, el joven Tirumalai Krishnamacharya viajó al Tíbet para encontrarse con el que sería su principal gurú durante siete años: Ramamohan Bramachari. No se sabe nada de Brahmachari salvo lo que el propio Krishnamacharya contaba sobre él: que era su gurú, que vivía en una cueva con su mujer y tres hijos, y que dominaba numerosas técnicas de yoga y más de 7.000 asanas. Por lo visto, y aquí existen muchas versiones e informaciones incompletas y contradictorias, uno de los conocimientos que adquirió Krishnamacharya durante aquellos siete años junto a Brahmachari, aparte de 700 asanas, fue el estudio del Yoga Korunta, un enigmático texto sobre yoga escrito por un tal Vamana Rishi que Brahmachari le hizo aprender de memoria.
Posteriormente, durante sus años en Mysore entre mediados de 1920 y 1950, Krishnamacharya enseñaría un sistema de yoga vigoroso que ponía en práctica los conceptos de vinyasa, bandhas y dristhis y estaba estructurado en torno a series de asanas de dificultad creciente que Pattabhi Jois aprendería y continuaría enseñando tras la marcha de Krishnamacharya y que hoy conocemos como Ashtanga Vinyasa. Pattabhi Jois siempre afirmó que el método que Krishnamacharya enseñó en Mysore estaba ampliamente basado en el Yoga Korunta y que él mismo, como experto en sánscrito, en cierta ocasión le había acompañado a Krishnamacharya a la Biblioteca de Calcuta donde, siguiendo las pistas de su viejo maestro Brahmachari, habían hallado una copia completa del Yoga Korunta. Pattabhi Jois supuestamente lo vio con sus propios ojos, pero el manuscrito enseguida se destruyó, envejecido por el paso del tiempo y carcomido por los insectos.
El Yoga Korunta es uno de tantos textos perdidos, una romántica leyenda quizás, y a todos los efectos un dudoso argumento para respaldar el milenario origen del método de Ashtanga Vinyasa. Tan sólo el testimonio de Pattabhi Jois lo sostiene, de la misma manera que tan sólo el testimonio de Krishnamacharya sostiene que Ramamohan Brahmachari fuera un personaje real. No cabe pensar que ni uno ni otro tuviesen motivos para mentir. Eran académicos universitarios y maestros de yoga y filosofía, no vulgares charlatanes. No obstante la gente, escéptica por naturaleza, quiere, exige pruebas; no le bastan los actos de fe. Así, se cuentan por legiones los detractores que ven en esto del Yoga Korunta un oscuro aspecto de Ashtanga Yoga y una espléndida oportunidad para vilipendiar la enseñanza de Pattabhi Jois, a quien a menudo se acusa de pretender investirse de forma ilegítima con la autoridad de un viejo libro antiguo inexistente y que, en el fondo, seguramente tan sólo enseñó un método de gimnasia más o menos sofisticado con ínfulas de yoga inventado en el siglo veinte y sin el menor atisbo de raíces antiguas.
El Yoga Korunta es uno de tantos textos perdidos, una romántica leyenda quizás, y a todos los efectos un dudoso argumento para respaldar el milenario origen del método de Ashtanga Vinyasa. Tan sólo el testimonio de Pattabhi Jois lo sostiene, de la misma manera que tan sólo el testimonio de Krishnamacharya sostiene que Ramamohan Brahmachari fuera un personaje real. No cabe pensar que ni uno ni otro tuviesen motivos para mentir. Eran académicos universitarios y maestros de yoga y filosofía, no vulgares charlatanes. No obstante la gente, escéptica por naturaleza, quiere, exige pruebas; no le bastan los actos de fe. Así, se cuentan por legiones los detractores que ven en esto del Yoga Korunta un oscuro aspecto de Ashtanga Yoga y una espléndida oportunidad para vilipendiar la enseñanza de Pattabhi Jois, a quien a menudo se acusa de pretender investirse de forma ilegítima con la autoridad de un viejo libro antiguo inexistente y que, en el fondo, seguramente tan sólo enseñó un método de gimnasia más o menos sofisticado con ínfulas de yoga inventado en el siglo veinte y sin el menor atisbo de raíces antiguas.
Pues bien, hace unas semanas llegó hasta mis manos un interesantísimo texto del año 2015. Me lo envió Rafa Brancas, aplicado estudiante de Ashtanga Yoga Bilbao. El autor es James Russell, un profesor de yoga -no de Ashtanga Yoga- y blogger del Reino Unido que ha publicado en su blog una reveladora investigación que ha llevado a cabo acerca del Yoga Korunta con unos resultados más que sorprendentes. Me he tomado la molestia de traducirlo y ofrecérselo a los lectores del blog de Ashtanga Yoga Bilbao. Aquí está el enlace al texto original.
Sharath Jois, Pattabhi Jois y Tirumalai Krishnamacharya: tres generaciones de maestros custodios del legado de Ramamohan Brahmachari y del Yoga Korunta. |
Desenterrando la leyenda del Yoga Korunta.
Hay una misteriosa leyenda en el mundo de Ashtanga Vinyasa Yoga. Si nunca la has escuchado, suele decir tal que así:
A mediados de los años 1920, el gran maestro y profesor de yoga, Sri T. Krishnmacharya, se dirigió a la biblioteca de Calcuta acompañado por un joven y devoto estudiante llamado K. Pattabhi Jois. Iban en busca de un texto de yoga perdido, oscuro, denominado "Korunta." Hallaron el texto, cuyo autor era un sabio llamado "Vamana Rishi", escrito sobre hojas de plátano o palma (lo cual es frecuente en los textos de yoga antiguos.) Los caracteres sobre las hojas describían con detalle un método de Hatha Yoga dinámico y vigoroso.
Este método se caracterizaba por varias secuencias fijas (krama) de posturas (asanas) enlazadas a través de movimiento, respiración, contracciones físicas y puntos hacia los que dirigir la mirada. Esta unión de movimiento y respiración se conoce como "vinyasa." Vinyasa significa "colocar de una manera especial" y es un término que también se encuentra en artes indias clásicas tales como la música y la danza.
Algunos afirman que las hojas del Korunta estaban atadas a una antigua edición de los Yoga Sutras de Patanjali (un tratado de dos mil años de antigüedad sobre la tecnología psicológica del yoga). A este sistema se lo conoce como Ashtanga Yoga (que significa yoga de los ocho pasos.) De acuerdo con Gregor Maehle (Ashtanga Yoga 2006) los dos sistemas estaban pensados para que fuesen practicados y estudiados juntos. De ahí el nombre "Ashtanga Vinyasa."
Tras descifrar el texto, Krishnamacharya le enseñó el método a Pattabhi Jois. La última parte de la historia es que el Korunta se desintegró poco después y/o que fue carcomido por hormigas (perfectamente plausible en el clima de la India); para nunca ser visto de nuevo por nadie más que Krishnamacharya y Pattabhi Jois. Se cree que se trataba de una copia única.
Jois dedicó su vida a divulgar el método de Ashtanga Vinyasa y en los años 1970 enseñó a los famosos yoguis occidentales David Williams, Nancy Gilgoff y Norman Allen. La práctica se propagó en Occidente donde alcanzó una gran popularidad y fue elogiada por personajes famosos como Madonna, Gwyneth Paltrow y Sting. Hoy, Ashtanga Vinyasa es una de las formas de yoga más populares en el mundo.
Los defensores del sistema Ashtanga Vinyasa han esgrimido el Korunta como principal argumento para afirmar que se trata de una practica antiquísima que se remonta milenios atras. Muchos practicantes han citado también el antiguo sistema de Patanjali como fuente para legitimar y conferir credibilidad a su práctica.
"En el corazón de Ashtanga se encuentra Vinyasa. La esencia de Vinyasa es la sincronización de respiración y movimiento." (Ashtanga Yoga, John Scott, DVD, 2002.)
Sin embargo, el texto de Patanjali no hace ninguna mención a Vinyasa y tan sólo una a asana: "Sthira sukhasanam (la postura ha de ser estable y cómoda)" (Yoga Sutras 2:46) El Ashtanga Yoga de Patanjali es esencialmente meditativo y es un método para poner la mente bajo control de manera progresiva, para "acallar las ondas de la mente." (Yoga Sutras 1:2) El método de Patanjali, claramente, es muy distinto del sistema vigoroso y físicamente exigente que hoy conocemos como Ashtanga Vinyasa Yoga.
James Russell, autor de este artículo e investigación. |
La búsqueda del Korunta.
Desde el principio me fascinó la leyenda del Korunta: otorgaba a las series de Ashtanga un velo de misterio y una antigua autoridad. Leí varias versiones de la historia del Korunta y me pregunté acerca de su autenticidad. Una vez comencé a buscar, descubrí que varios de los estudiantes de Krishnamacharya lo mencionaron hablando acerca del texto pero no fui capaz de encontrar ningún registro de que semejante texto hubiese sido nunca publicado. Tampoco pude encontrar un autor con el nombre de Vamana Rishi. En la mitología hindú, Vamana es el nombre del quinto avatar de Vishnu y se trata de un nombre indio bastante común. El título "Rishi" por lo genera denota a un sabio o vidente, de la raíz "Drsh" que significa "ver." (Al igual que en "Drishti", la práctica de dirigir la mirada a diversos puntos.)
El método Vinyasa y de asanas descrito en el libro de Krishnamacharya "Yoga Makaranda" (1934) guarda grandes semejanzas con la primera serie de Ashtanga Yoga y parece formar parte de un sistema de Vinyasa Yoga mucho más amplio que algunos de sus estudiantes posteriores denominarían "Vinyasa Krama." No obstante, la larga bibliografía del Makaranda no incluye al Korunta.
El libro "Yoga Mala" (1962) de Pattabhi Jois, el texto seminal de Ashtanga Vinyasa, tampoco incluye ninguna referencia al Korunta. No obstante, Jois ofrece una atractiva cita de Vamana Rishi, (presumiblemente del Korunta)
"Vina vinyasa yogena asanadin na karayet -
Oh yogui, no hagas asana sin vinyasa"
Vamana Rishi.
Aparte de esta única cita, no fui capaz de hallar ninguna otra cita que se hubiese publicado en un texto bajo el nombre de Korunta. Ni tampoco pude encontrar ningún registro anterior a 1934 acerca de yoguis que practicasen asanas en el estilo vinyasa que enseñó Krishnamacharya y después Jois. De hecho, un gran número de las posturas del método Ashtanga Vinyasa no se pueden encontrar en ninguno de los textos tradicionales de Hatha Yoga. El Korunta y los orígenes del Ashtanga Vinyasa Yoga seguían siendo un gran misterio.
La escuela de yoga de Krishnamacharya en Mysore, junto al Palacio Jaganmohan. |
¡Eureka!
Entonces, en el año 2011, mientras estudiaba el Hatha Yoga Pradipika (un texto del siglo decimocuarto que trata sobre Hatha Yoga) un nombre destacó entre el texto y atrajo mi atención. En el primer capítulo del Pradipika, el autor Svatmarama enumera el linaje de yoguis en Hatha Yoga (Hatha Yoga Pradipika 1: 5-9). El decimotercer nombre de la lista es:
"Kuarantaka: también conocido como Karandaka, puarantaka y Kurantaka"
Kurantaka - Kuranta - Korunta.
El nombre tiene una gran similitud con Korunta. Interesante, pero no demasiado significativo.
Sin embargo, unas pocas semanas más tarde recibí desde la India una traducción de una versión más larga del Pradipika, no disponible previamente. (Hathapradipika 10 capítulos, 2006.) Este texto da más detalles del linaje de Hatha y de nuevo menciona a Kuarantaka. Descubrí para mi asombro que un yogui llamado "Kuarantaka" fue autor de un texto titulado:
"Kapala Kuarantaka Yogabhyasa Paddahti"
Que se traduce aproximadamente así: "El método de yoga de Kuarantaka Kapala" (Kapa signfica calavera o cráneo y sospecho se trata de un título que se le dio al yogui Kuruntaka para indicar su afiliación a la secta Shaivinista de los Kapilika o portadores de calaveras)
El texto descrito contiene 112 posturas. Eso me interesó enormemente, dado que este número es muy cercano al número combinado de las posturas contenidas en la primera y segunda series de Ashtanga Yoga, que es de 106 (David Swenson 1999.) Resulta significativo que los textos más antiguos de yoga tan sólo describan un puñado de asanas predominantemente sentadas. Que un manuscrito anterior al siglo dieciocho describiera tantas asanas no tiene precedentes.
El título completo del texto es un trabalenguas, en especial para los occidentales, así que parece lógico que Krishnamacharya y Jois lo acortasen a Kuaranta o Korunta.
Sharath Jois y A.G. Mohan, secretario y discípulo de Krishnamacharya durante las últimas décadas de su vida. |
Después de investigar un poco más, descubrí que mi teoría quedaba confirmada en la biografía de Krishnamacharya publicada por A.G. Mohan, en la que afirma lo siguiente:
"Krishnamacharya mencionó el 'Yoga Kuranta' en varias ocasiones durante mis estudios. El Yoga Kuranta aparantemente lo había escrito el yogui llamado Korantaka, quien es mencionado en el Hatha Yoga Pradipika (1.6)." (A.G. Mohan 2010)
Me puse en contacto con el Instituto Lonavla en India, donde se había traducido y publicado la versión larga del Hatha Yoga Pradipika y les pregunté acerca del texto escrito por Kurantaka. Su respuesta me puso los ojos como platos:
"Hemos copiado el manuscrito Kapala kurantaka de la Biblioteca Bharat Itihas Samshodhan Mandal en Pune. Esto es un texto de Hatha pero mucho más diferente de otros textos de Hatha por todas sus prácticas vigorosas/rigurosas. Es posible decir que esta tradición pertenece a la parte meridional de la India."
De modo que un texto escrito por el yogui llamado Kurantaka sí que existe y de hecho lo conocen algunos eruditos en sánscrito de la India. Posteriormente supe que se suele referir a él como el "Kapala Kurantaka."
Lo de "prácticas vigorosas/rigurosas" encaja a la perfección con la naturaleza de Ashtanga Vinyasa. Krishnamacharya era originario del sur de la India. ¿Podría ser que éste es el mismo texto descrito en la leyenda del Korunta?
Tras explicarle al Doctor Gharote, máximo responsable del Instituto Lonavla, mi teoría respecto al Korunta, me respondió:
"Es posible afirmar que el texto 'Korunta' sea de hecho el 'Kapala Kuaranta Hathabhyasa-Paddhati' porque hasta ahora nunca nos habíamos encontrado con ningún otro texto relativo al término 'Kurantaka' salvo éste. Así que al menos y hasta que no dispongamos de ninguna otra evidencia, tenemos que aceptar que 'Korunta' es de hecho 'Kapala Kuaranta Hathabhyasa-Paddathi".
Aunque esto no sea de ningún modo definitivo sí que resulta alentador y abre la posibilidad de que el Korunta sí que exista, aunque con un título ligeramente distinto y escrito por otro autor.
Enciclopedia de asanas tradicionales. Doctor Gharote. |
Conseguí hacerme con una lista de nombres sánscritos de todas las asanas enumeradas en el Kapala Kuarantaka y con la ayuda de la "Enciclopedia de asanas tradicionales" (también del Instituto Lonavla, 2006) y comparándolas con el manual de Ashtanga Yoga de David Swenson, he sido capaz de identificar 51 posturas o más que guardan una gran similitud o son idénticas a posturas de la primera y segunda series. Bien podrían ser más dado que hay muchas posturas que no he sido capaz de comparar o identificar debido a que la nomenclatura del yoga del sur de la India en aquel tiempo era muy distinto del de hoy. Además, he encontrado al menos dos posturas que aparecen en la tercera y cuarta series de Ashtanga Vinyasa.
También es significativo la identificación del asana número 86 de la lista:
"Dehallyunllaghen"
Enciclopedia de asanas tradicionales:
"Mantén las manos firmemente sobre el suelo y salta dentro y fuera a través de los dos brazos." (KKH - 86)
Esta práctica de saltar con las piernas a través de las manos es un componente importante de Ashtanga Vinyasa y es una técnica que enlaza cada postura con la siguiente. Es similar a la práctica de "Tolasana" en la que se elevan las piernas, también conocida como "Pluthi". La práctica de saltar con las piernas entre las manos es virtualmente exclusiva del Ashtanga Vinyasa y rara vez se encuentra en otros linajes.
El Doctor Gharote estima que la antigüedad del Kapala Koruntaka es, al menos, anterior al siglo catorce. Esto resulta significativo en sí mismo puesto que muy pocos textos de aquella época mencionan tantas asanas.
El Instituto Lonavla tiene intención de publicar este texto en algún momento del futuro, aunque existen varias limitaciones por el hecho de que en la actualidad tan sólo disponen de una copia del manuscrito: para publicar una edición seria precisan de al menos tres manuscritos entre los que llevar a cabo comparaciones. También, el manuscrito que tienen está incompleto. Algunas de las asanas no tienen nombre, sino que sólo se proporcionan descripciones de su técnica.
No obstante, el Doctor Gharote tiene la confianza de que, siempre que puedan hallarse otras copias de este manuscrito, acabarán publicándolo. Más pronto que tarde, y con algo de suerte, este texto de yoga perdido estará traducido para que todos podamos estudiarlo y aprender de él.
Pattabhi Jois enseñándole a su nieto Sharath, Sus enseñanzas son todo lo que podemos saber del Yoga Korunta. Por el momento. |
Conclusión.
Es más que probable que el Ashtanga Vinyasa moderno, hasta cierto punto, sí que tenga su origen en las enseñanzas que recoge el texto que comúnmente es referido como el Korunta. Estoy convencido de que este texto sí existe y que lo conocen algunos estudiosos indios, quienes lo denominan el "Kapala Kurantaka".
El texto fue escrito por un yogui llamado "Kuruntaka" y fue escrito en alguna fecha anterior al siglo decimocuarto. El título completo del texto es: "Kapala Kuarantaka Yogabhyasa-Paddathi."
Krishnamacharya era un reputado erudito en sánscrito, y sabemos por la introducción al Makaranda de 1934 hecha por K.V. Iyer que Krishnmacharya y sus discípulos visitaron Lonavla. Así que es muy probable que estuviese familiarizado con el Kapala Kuarantaka.
Dicho esto, creo que es improbable que el Kapala Kuarantaka describa el Ashtanga Vinyasa de la manera en que lo conocemos hoy: completo con vinyasas, bandhas, dristhi y pranayama. Las posturas no parecen estar enumeradas en ningún orden concreto. Algunas de las posturas puede que estén en el mismo o similar, pero también hay algunas otras prácticas inusuales que tienen poco en común con la práctica de hoy día. Por ejemplo, estar colgado en posturas desde cuerdas es algo que ciertamente aparece en el texto. (Curiosamente, la palabra "Korunta" puede traducirse como "marioneta," al igual que en "estar colgado de una cuerda".) Podría darse el caso de que algunas de las técnicas desarrolladas por B.K.S Iyengar empleando bloques y cuerdas tengan también su origen en este texto.
Es muy probable que el planteamiento vinyasa aplicado a la práctica de asanas sobre el que escribió Krishnamacharya en 1934 y que enseñó a sus alumnos estuviera influenciado por el Kapala Kuarantaka y también por un amplio abanico de otras prácticas, textos, tradiciones y por el Gurú de Krishnmacharya, Ramamohana.
Debo admitir que me han sorprendido mis propias conclusiones. No soy de ningún modo un practicante devoto de Ashtanga. Disfruto practicar de vez en cuando Ashtanga Vinyasa pero esta forma de yoga no es mi práctica principal. Al principio me sentía un poco escéptico respecto a la leyenda del Korunta y me figuraba de que al final no resultaría más que un mito popularizado entre la comunidad de Ashtanga. Ahora me doy cuenta que puede que estuviera completamente equivocado y mi opinión ha descrito un giro de 180 grados.
También me he dado cuenta de que, en último término, en realidad no importa si el sistema es antiguo y proviene de un manuscrito perdido. Sin duda es un gran método de yoga que en el interior de su estructura encierra una sabiduría silenciosa y una inteligencia somática que ningún montón de palabras escritas o textos podrán revelar. Ashtanga Vinyasa no precisa un compendio de credenciales antiguas para resaltar su credibilidad.
Reconozco que esta investigación no es para nada definitiva pero espero suscite el interés de la comunidad de yoga. Estoy seguro de haber aportado mi granito de arena para que este asunto sea considerado seriamente y sea el punto de partida para ulteriores investigaciones.