sábado, 27 de junio de 2015

Sharath Jois en el 1er Festival Internacional de Yoga: "Cómo el yoga se está diluyendo."


La semana pasada se celebró en China el Primer Festival Internacional de Yoga desde el 17 de junio hasta el 21 de junio, Día Internacional del Yoga, que contó con la participación de varios maestros internacionales, entre ellos el director del Instituto de Ashtanga Yoga en Mysore, Sharath Jois.

Hasta mis manos ha llegado un artículo con una reflexión que hizo Sharath Jois con motivo de dicho festival.  En realidad, no sé si se trató de un discurso hablado o de un texto escrito, pero me ha parecido lo suficientemente interesante como para traducirlo y colgarlo en el blog.  

Soy consciente de que la comunidad de Ashtanga Yoga en Bilbao es una realidad todavía incipiente y, dado que me dispongo a abrir la primera escuela "oficial" de Ashtanga Yoga en Bilbao, creo que es un deber para mí hacer llegar a los miembros de su comunidad toda aquella información que les pueda resultar relevante.  Seguramente haya muchos que desconozcan siquiera quién es Sharath Jois y qué es el Instituto de Ashtanga Yoga en Mysore que dirige.  A través de este artículo se puede tener una escueta impresión de cómo es el sucesor de Krishna Pattabhi Jois, creador del sistema de Ashtanga Yoga, cómo entiende él la práctica de yoga y cómo cree que debería ser enseñado, así que os lo recomiendo:


El mundo necesita el yoga ahora más que nunca.  Fijaos en el estilo de vida de la gente a lo largo y ancho del mundo.  La India tampoco es ninguna excepción.  Se ha convertido en un estilo de vida en cámara rápida, la gente vive apresurada para conseguir una multitud de cosas debido al mundo competitivo.  El estrés se acumula dentro del cuerpo.  Todo el mundo es proclive a tener una vida estresada.  Aquí es donde el yoga resulta útil: para mantener el equilibrio del cuerpo y de la mente, mejorar el centro de atención en la vida, agudizar la concentración y disfrutar de una vida en paz.

Enseño Ashtanga Yoga, que es una de las formas clásicas de yoga.  Los cimientos para practicar Ashtanga Yoga son el vinyasa (sistema de respiración y movimiento); tristhana (tres puntos de atención) y la eliminación de los "seis venenos" -deseo, ira, codicia, engaño, orgullo y envidia.  Combinados juntos, pueden contribuir a la longevidad de un individuo.

El yoga lo puede practicar todo el mundo, sea joven, viejo o muy viejo, esté sano o enfermo.  De hecho, la manera en que se le enseña a una persona joven es distinta de la manera en que se le enseñará a una persona anciana o enferma.  Por lo tanto, cada estudiante debe ser considerado como una individualidad y ser enseñado a un ritmo que resulte adecuado para su situación en la vida. 

Por desgracia, el mundo alrededor del yoga se ha diluido bajo el disfraz del "yoga moderno".  No existe tal cosa.  Hoy, veo que el yoga se practica en gimnasios, combinado con ejercicios aeróbicos, y en el mundo occidental ha adoptado una forma completamente distinta.  El aspecto espiritual del yoga se pierde en todas partes.  De hecho, la espiritualidad y el yoga están entrelazados.  No puedes quitar la espiritualidad del yoga y practicarlo.  Eso no se podrá considerar yoga en absoluto...  Hay una urgente necesidad de revivir el yoga clásico en su forma espiritual, que yo creo es la auténtica forma de yoga.  Eso es lo que estoy intentando hacer, mantener viva la tradición de Ashtanga Yoga antes de que alguien pueda reclamar su versión moderna. 

Krishna Pattabhi Jois y Sharath Jois.

También, me horroriza la aparición de montones de profesores de yoga y de escuelas que sólo tienen detrás un poco de entrenamiento básico y formal.  Uno no se puede convertir en un profesor de yoga apuntándose a un curso de un mes de duración o a algún programa de certificación.  Yoga es un modo de vida...  Una práctica que necesita ser dominada practicándola seis días a la semana rigurosamente en su forma mas pura durante al menos tres años.  En ese momento es cuando uno puede proclamar que es profesor de yoga.  

En mi opinión, el conocimiento puede ser transferido sólo después de que el estudiante haya pasado muchos años al lado de un gurú experimentado, un profesor al que se haya rendido completamente en cuerpo, mente, discurso y ser interno.  Sólo entonces está preparado para recibir conocimiento.  Esta transmisión de profesor a estudiante es el parampara (tradición) y es lo que seguimos en nuestro KPJAYI (Krishna Pattabhi Jois Ashtanga Yoga Institute).

Nos aseguramos de que cualquiera que practique Ashtanga Yoga y pretenda enseñarlo, haya sido entrenado con nosotros durante tres años obligatoriamente.  Sólo entonces, los autorizamos para enseñar Ashtanga Yoga en su forma original, incluyendo los aspectos espirituales.

El yoga es parte integral de nuestras vidas y no me puedo imaginar a mí mismo sin practicar yoga porque es uno de los modos de vida más simples que ayudan a construir la personalidad general de un individuo.  El yoga ofrece mejor salud, paz en la mente y tranquilidad, y por encima de todo ello emerge un individuo exitoso.  Mi mayor inspiración ha sido mi abuelo y seguir sus pasos ha sido una bendición para mí. 

martes, 23 de junio de 2015

David Williams: Ashtanga Yoga para toda la vida.


¡David Williams y Ashtanga Yoga Bilbao!

La semana pasada, desde el jueves hasta el domingo, tuvo lugar en Ashtanga Yoga Madrid lo que para la comunidad española de Ashtanga Yoga supone un verdadero hito: el primer taller que imparte en España David Williams, un auténtico dinosaurio del Ashtanga Yoga que estuvo entre el puñado escaso de occidentales que estudiaron en Mysore con Krishna Pattabhi Jois a principios de la década de 1970, el primero que enseñó Ashtanga Yoga en Occidente y el responsable de que Guruji comenzase a viajar a los Estados Unidos.  

A lo largo de cuatro intensos días, David Williams ha compartido con nosotros reveladoras enseñanzas de Ashtanga Yoga y fascinantes anécdotas.  El taller, con el refrescante título de "Ashtanga Yoga para el resto de tu vida", ha sido un condensado compendio de clases de Ashtanga Yoga en su versión más clásica, técnicas de pranayama tal y como se las enseñó Guruji y, según nos ha insistido, sin ninguna modificación, y relatos históricos y biográficos acerca del Ashtanga Yoga de Krishna Pattabhi Jois desde el punto de vista de quien es nada más ni nada menos que su pionero en Occidente.

¿No sabes llegar?  ¡Pues fíjate en la dirección que marca el cartel!

En efecto, si habéis tenido la suerte de tener en vuestras manos el libro "Guruji: un retrato desde los ojos de sus estudiantes", editado poco después de la muerte de Pattabhi Jois en mayo del 2009, habréis podido comprobar cómo, tras el prefacio de los dos autores y una entrevista a Manju Jois, el estudiante que abre el primer capítulo "Los 70: Cómo el Ashtanga Yoga llegó a Occidente" es precisamente David Williams.  Algunos de los profesores más reputados hoy día en Ashtanga Yoga eran unos chavales cuando David Williams comenzó a practicar.  Borja estaba a punto de nacer, y yo mismo ni siquiera era un proyecto todavía.  Profesores archiconocidos como David Swenson o Peter Sanson llegarían a ser alumnos de David Williams en California o Hawaii.  Sharath Jois era un bebé casi de teta y el propio Krishna Pattabhi Jois un "mozalbete" de cincuenta y ocho años.  De hecho, David nos ha contado lo mucho que le preocupaba que Guruji muriese antes de enseñarle todo lo que sabía.  60 años era una edad avanzadísima en la India de entonces, y David Williams desconocía que Krishnamacharya y todos sus discípulos estaban destinados a rozar o superar el centenario.

David Williams hecho un nudo en sus años mozos.

Además de tener mucho que contar David lo cuenta muy bien.  Uno se queda literalmente absorto escuchándolo.  La vida de David Williams desde su temprana juventud se centró en una podría decirse que afanosa búsqueda de yoga.  Vivió como un hippie viajando en autobús a través de Europa y Oriente hasta llegar a la India.  Practicó varios estilos de yoga en busca del "yoga auténtico" y finalmente, en 1972, con apenas 22 años de edad, mientras se encontraba en un ashram enrolado en un curso de formación en yoga, la casualidad quiso que su ashram recibiera la visita de un indio que se dedicaba a recorrer templos y ashrams haciendo dinero mediante exhibiciones de asanas.  David Williams quedó fascinado: era justo lo que había estado buscando durante todos esos años.  Le interrogó al indio para saber dónde había aprendido aquello.  Y resultó que era Manju Jois, y que ese sistema de yoga se lo había enseñado su padre Pattabhi Jois en Mysore.  David Williams ya sabía cuál sería su siguiente parada.

David Williams y Borja Romero-Valdespino de Ashtanga Yoga Madrid, que ha ejercido de traductor simultáneo.

El párrafo anterior ha sido una muestra de lo intenso e interesante que ha llegado a ser el taller.  Conocieses o no la historia, la manera de relatarlo de David es muy amena, aunque se nota que la ha debido de contar cientos de veces.  Sin embargo, desgranar el contenido de las aproximadamente quince horas del taller probablemente quede fuera del alcance de este post.

De entre todo lo que ha enseñado, me quedo con lo mucho que ha insistido David en no perseguir el dolor.  La práctica de Ashtanga Yoga es muy exigente y muchos creen que el dolor es parte imprescindible del proceso.  Según David, y las palabras de una de las escasísimas personas en el mundo que han terminado las seis series de asanas -de hecho pensaba que no había nadie que lo hubiese logrado- y que ha practicado Ashtanga Yoga a diario y sin interrupciones durante más de cuatro décadas, creo que han de ser tenidas muy en cuenta, la práctica de yoga ha de ser gozosa, debe proporcionar placer, tiene que conseguir que el cuerpo se inunde de endorfinas.  Sólo así la práctica cumplirá su objetivo de sanación.  El dolor, según David, no es otra cosa que la señal de que se están rompiendo tejidos.  El dolor no hace que se segreguen endorfinas, sino adrenalina, que indica al cuerpo que ha de protegerse, contraerse y cerrarse.  El dolor conduce a la lesión, y cuando hay lesión el cuerpo ha de invertir toda su energía en curar lo que se ha roto en vez de dirigirla a otra parte.

David Williams durante el curso. 

A continuación destacaré algunas curiosidades que hemos aprendido a modo de tecnicismos.  Hay que tener en cuenta que David Williams finalizó sus estudios con Guruji en 1979 y jamás regresó a Mysore.  De hecho, a pesar de haber completado todas las series de Ashtanga Yoga no figura en la lista de profesores certificados porque la propia lista no existió hasta mucho más tarde y David ya no estaba allí para ser añadido.  Durante las tres décadas siguientes hasta la muerte de Pattabhi Jois, la práctica de Ashtanga Yoga sufrió leves pero constantes modificaciones.  Por ello, de algún modo practicar con David Williams ha sido como abrir una cápsula del tiempo, porque continúa enseñando de la misma manera que Pattabhi Jois lo hacía en la década de los setenta, cuando en su escuela sólo había alumnos indios que pagaban diez rupias al mes y no cabían más de ocho personas a un tiempo.  En resumen, estos son algunos de los detalles que más me han llamado la atención de las clases de David Williams:

Póster con todas las asanas de Ashtanga Yoga ejecutadas por David Williams.

  1. Durante sus clases no lleva la famosa cuenta de vinyasas.  Nada de ekam, due, trini, catuari, etcétera.  Las clases han sido guiadas pero sólo con instrucciones.  Él aprendió exclusivamente con clases estilo Mysore.  Las primeras clases guiadas que conoció David Williams tuvieron lugar cuando Guruji comenzó a viajar regularmente a Estados Unidos y llegó un momento en que acudía tal cantidad de gente a sus talleres en California que la práctica estilo Mysore se hacía imposible.  En ese momento comenzó a guiar algunas prácticas y a contar en sánscrito, aunque de una manera un tanto errática tal y como me contó David durante una cena que tuvimos la suerte de compartir los profesores de Ashtanga Yoga Madrid.  Parece que el "vinyasa count" que hoy conocemos y que se detalla en numerosos libros y páginas web se desarrolló a partir de entonces.
  2. David tampoco conoció la práctica full vinyasa (vinyasa completo) según la cual cada asana, incluidas las de suelo, se inician desde samastithih, la postura de atención de pie, y que yo y muchos creíamos era el origen de la práctica half vinyasa (medio vinyasa: posturas de suelo enlazadas a través de los movimientos 4, 5 y 6 del saludo al sol) actual.  El vinyasa completo debió de ser un añadido posterior destinado a los occidentales que viajaban a Mysore y que llegaban desbordantes de energía.  O quizás era el método original pero Guruji prefirió no aplicarlo cuando sus estudiantes eran solamente indios.  En cualquier caso, el full vinyasa hoy día sólo se practica en determinados talleres de "exhibición" organizados por profesores que lo conocieron en su época, tal que el que hice con Lino Miele hace unos años.  Lo curioso del caso es que ellos suelen anunciarlo como la manera "original" de practicar Ashtanga Yoga, cuando en realidad David Williams fue testigo de una época anterior en la que tampoco se estilaba. 
  3. La propia práctica con medio vinyasa de David Williams difiere bastante de la actual.  En las posturas de suelo sólo se ejecuta el vinyasa entre asana y asana, no entre lado y lado.  Algunas posturas incluso se enlazan una detrás de la otra sin vinyasa alguno.  Tal es el caso de la secuencia upavistha konasana (en la que David nos ha hecho cogernos de los dedos gordos, no de la parte externa de los pies) y supta konasana, o la serie supta padangustasana, ubhaya padangustasana y urdhva mukha paschimattanasana, ejecutadas una tras otra de manera fluida, sin cakrasana ni vinyasas intermedios.
  4. Una de las curiosidades más llamativas radican en que David Williams enseña a sus estudiantes a aplicar el jalandhara bandha -cerrojo de la garganta- en prácticamente todas las asanas.  La explicación a porqué se hacía así tiene mucho sentido: al llevar el mentón a la garganta se crea espacio entre las vértebras cervicales y se permite que la energía, el prana, fluya con mayor facilidad a través de la columna vertebral y hacia la cabeza.  Los pilotos acrobáticos y especialistas en apnea corroboran esto, pues para evitar pérdidas de conocimiento en las situaciones extremas a que se ven sometidos y mantener el cerebro oxigenado al máximo llevan la barbilla hacia la garganta exactamente de la misma manera.  Durante el taller, en todas las flexiones hacia delante David Williams, sabedor de que se nos ha enseñado de otra manera, insistía en que llevásemos la frente hacia la rodilla y el dristhi al ombligo -nabhicakre-, en vez de la barbilla a la rodilla y el dristhi al pie -padayoragre- tal y como se hace hoy día.  De hecho, en todas las fotos antiguas que existen de Krishnamacharya y Pattabhi Jois practicando asanas, las flexiones hacia delante las hacen como dice David Williams.  Por lo visto, en algún momento después de 1979 Guruji decidió cambiarlo.  En los textos del libro Yoga Mala que el propio Guruji escribiera se dan las dos opciones: "lleva la frente a la barbilla o a la rodilla", mas lo cierto es que la opción de la barbilla es la que a la postre se ha acabado imponiendo, quizás porque sitúa la columna vertebral en una posición más estirada.  En otros estilos de yoga -en Bikram Yoga, por ejemplo- se sigue optando por el jalandhara bandha.
  5. También, este taller con David Williams me ha servido para descubrir que originalmente -en los setenta- sólo se hablaba de cuatro series de asanas: primera, intermedia, avanzada A y avanzada B.  Posteriormente, la avanzada A se dividió en dos series y la avanzada B en otras dos, quedando cuatro series avanzadas: A, B, C y D que, junto con la primera y la intermedia, constituyen las seis series de Ashtanga Yoga que conocemos hoy, o de las que hemos oído hablar hoy.  Porque la quinta y la sexta series para mí han sido un largo misterio: no sabía cómo eran ni sabía si había alguien en el mundo que las practicara.  Pero, por lo visto, en la década de 1970 ya hubo alguien que las aprendió: David Williams.  En su póster -que Ashtanga Yoga Bilbao ha adquirido con una dedicatoria especial del propio David- aparecen todas las asanas de lo que en los setenta fueron la serie primera, intermedia y avanzada A y B y hoy día son las seis series de Ashtanga Yoga.  La manera en que David las practicaba era poco menos que demencial: un día hacía la serie primera por la mañana y la serie intermedia por la tarde.  Al día siguiente la serie avanzada A (la tercera y la cuarta) por la mañana y la avanzada B (la quinta y la sexta) por la tarde, rutina que repetiría cada día hasta terminar la semana, descansando sábados y lunas y volviendo a empezar desde el principio la semana siguiente.  Una práctica no apta para perezosos, desde luego.
  6. Por último, David nos habló de un concepto desconocido: la serie de los rishis o de los sabios.  ¿Hay algo más allá de la sexta serie?  Esa pregunta se la planteó David a Guruji, que le habló de la serie de los sabios.  Cuando el yogi ha alcanzado la sabiduría necesaria, ya no es necesario practicar ninguna de las series de asanas.  Para el yogi sabio, sólo hacen falta diez asanas.  Él mismo es quien debe averiguar qué diez posturas ha de hacer cada día.  Y eso sí, cada una ha de ser mantenida durante cincuenta respiraciones prolongadas, lo cual puede suponer horas de práctica para un estudiante avanzado cuyo puraka -inhalación- y recaka -exhalación- pueden fácilmente alcanzar el minuto.  En último término, el rishi dominará todas las asanas de todas las series y será capaz de permanecer cincuenta respiraciones en cada una de ellas.
David Williams y Ashtanga Yoga Madrid.

De nuevo, tengo que agradecerle a mi maestro Borja Romero-Valdespino la oportunidad que nos ha brindado de conocer a este interesantísimo y curiosísimo maestro de Ashtanga Yoga.  El taller ha servido para aprender cosas nuevas y cosas viejas, aclarar dudas y hallar inspiración.  David Williams, que a sus sesenta y cinco años acumula casi cuarenta y cinco años dedicados al Ashtanga Yoga, es un ejemplo vivo de cómo el yoga puede acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida.

http://www.ashtangayogi.com/

lunes, 15 de junio de 2015

¡Adiós, Ashtanga Yoga Madrid! ¡Hola, Ashtanga Yoga Bilbao!

Nines, Pau, Borja y Fernando.

Esta tarde en Ashtanga Yoga Madrid ha tenido lugar la tradicional comida de verano. con un significado muy especial porque para Nines y para mí ha sido la última antes de nuestro regreso a Bilbao para la puesta en marcha de Ashtanga Yoga Bilbao.  

Muchos recuerdos, muchas experiencias y, sobre todo, muchos buenos amigos dejamos atrás en Ashtanga Yoga Madrid, la que ha sido nuestra casa durante diez años, en mi caso, y durante seis en el de Nines.

El habitual y pantagruélico buffet vegetariano de las fiestas de Ashtanga Yoga Madrid.

Cuando llegué a Madrid en enero del año 2006, la escuela de Borja ni siquiera tenía una página web.  Yo había conocido el Ashtanga Yoga unos meses atrás en Estados Unidos y lo primero que hice nada más encontrar trabajo en Madrid fue meterme en Google a ver qué escuelas de Ashtanga Yoga había por Madrid.  Google me condujo a una de esas escuelas en las que se enseñan muchos estilos de yoga distintos, entre ellos Ashtanga Yoga, y allá que me fui.

Corría el mes de abril del 2006.  Un sábado por la tarde.  La escuela multidisciplinar en la que por aquel entonces practicaba Ashtanga Yoga cerraba los sábados y yo, que no había interiorizado aún la práctica estilo Mysore en solitario, había tomado por costumbre ir a clases de Bikram Hot Yoga los sábados por la tarde. 

Foto de familia ante el árbol de ocho ramas de Ashtanga Yoga Madrid.

Aquel día había dos nuevos alumnos que fueron situados, como es habitual, en las últimas filas.  En la clase estábamos sólo alrededor de una docena de alumnos: diez mujeres y dos hombres; uno de los nuevos y yo.  Tras la clase, en el vestuario, nos encontramos solos los dos únicos alumnos varones.  Parecía casi obligatorio entablar alguna conversación, y fue él quien rompió el hielo con la siguiente pregunta: "¿Te gusta Bikram Yoga?"  Y yo respondí: "No está mal, pero prefiero Ashtanga Yoga.   Lo que ocurre es que los sábados no puedo practicar Ashtanga Yoga en ningún sitio." 

Resultaba que él era Borja Romero-Valdespino, veterano de Mysore, profesor de Ashtanga Yoga reconocido por Sri Krishna Pattabhi Jois y director de Ashtanga Yoga Madrid.  Su escuela no se anunciaba en Internet; los alumnos lo encontraban como se hacía antes de que se extendiera el uso del Google Maps: a través de contactos y el boca a boca.  En circunstancias normales quizás habría tardado años en saber de Borja y de su escuela, o quizás no lo habría conocido nunca.  Pero no.  La Providencia quiso que coincidiéramos precisamente el único día en toda su vida en que Borja de Ashtanga Yoga Madrid decidió probar una clase de ese estilo de yoga.  Y así es como supe de él.

A partir de aquel día la madeja de lana se fue desenrollando y una cosa llevó a la otra: Convertirme en estudiante de Borja, mi primer taller con Peter Sanson, terminar la primera serie y recibir de Borja una guirnalda de flores india que todavía conservo, mi primer viaje a Mysore, convertirme en profesor asistente de Borja, Tomás Zorzo, Gabriella Pascoli, talleres en Ibiza y Girona, más viajes a Mysore, la autorización y Ashtanga Yoga Bilbao.  Un corto resumen de lo que han sido este camino de diez años y que ahora, con cierto sabor agridulce por lo que queda atrás y por lo que está por venir, inicia una nueva etapa.

Deseo lo mejor a todos los que dejamos en Madrid.  Os guardaremos siempre en el corazón y os damos las gracias por habernos hecho como somos, en lo bueno y en lo malo.  Ha sido un placer y un honor haber caminado juntos.  Y nos seguiremos viendo, estad seguros.

Con Giacomo, Úrsula y Merche: encantadora familia Ashtangui.

Con Fernando Benito, sus hijas Marta y Clara y Acoidán y Javier.  Marta comenzó a practicar Ashtanga Yoga ¡a los 13 años!

Con Chris Suazo, vasco-norteamericano, 

Con el filósofo Agustín y su hija, inminente alumna de Ashtanga Yoga.

Con Tanya Billings, incansable compañera de fatigas en Madrid y en Mysore.

Con mi "hermana" Raquel Acevedo-Gorostiza. 


domingo, 7 de junio de 2015

Prana y apana en Ashtanga Yoga: terapia energética.



La práctica de Ashtanga Yoga no parte desde las posturas, desde las asanas, sino desde la respiración.  Cuando uno se sitúa sobre la esterilla y se dispone a comenzar su práctica, lo primero que ha de hacer es entrar en contacto con su respiración: inhalar y exhalar de manera voluntaria, regulando el flujo de aire y tomando conciencia del instante exacto en que termina la exhalación y se inicia la inhalación o viceversa, como el que observa el vaivén de un péndulo y pretende sacar una fotografía cada vez que éste alcanza su máxima amplitud a ambos lados y, durante un instante casi imperceptible, se detiene.  A partir de esa respiración consciente, se da inicio al movimiento postural, al asana.

Sin conciencia de respiración, la práctica de Ashtanga Yoga no sería otra cosa que ejercicio físico, gimnasia cuando, en realidad, pretende ir mucho más allá.  No en vano, las dos primeras series de Ashtanga Yoga -yoga chikitsa y nadi shodana- fueron diseñadas como terapias para trabajar sobre los desequilibrios del cuerpo energético y sus manifestaciones en las emociones, la psicología y la salud del cuerpo físico.  La naturaleza de la práctica es mover energía a través del cuerpo, aprender a entrar en contacto con esos flujos, a discernir resistencias y bloqueos y, mediante el trabajo de la respiración, limpiarlos.

Suryanamaskar A desde el punto de vista energético.


El primer saludo al sol de Ashtanga Yoga parte de samastitih, la postura neutra de pie, y comienza con una inhalación a la que inmediatamente le sigue el primer vinyasa o movimiento: una gran apertura de la parte frontal del cuerpo, dirigiendo las manos hacia el cielo y abriendo extremidades superiores y pecho. En términos energéticos, esto supone un movimiento de energía en sentido entrante y expansivo: el prana entra en el cuerpo mediante la inhalación, y el movimiento de apertura lo dirige hacia la punta de los dedos. La mirada, el drishti, acompaña a esta expansión al enfocarse en los pulgares de las manos: angusthamadhye.

El segundo vinyasa del saludo al sol, regido por una exhalación, es un cierre: uttanasana.  El cuerpo, que con la inhalación del primer vinyasa se ha abierto y ha creado espacio, se repliega sobre sí mismo, cerrándose de nuevo.  Con esta exhalación comienza un nuevo proceso energético: la evacuación de apana, de los residuos, de la polución acumulada.  A nivel físico podría hablarse de dióxido de carbono y del conjunto de los excrementos sí, pero en términos energéticos también de la pesadez, el estancamiento, la tensión, el estrés, el lastre que todos llevamos y del que en un gran suspiro de alivio -la exhalación- comenzamos a librarnos.  La mirada va a la nariz: nasagre, trasladando la atención hacia nuestro interior.

Al expulsar apana creamos espacio energético para nuevo prana, que en la inhalación del tercer vinyasa entra y se pone en circulación de nuevo hacia la parte alta y frontal del cuerpo.  El drishti se sitúa ahora en el entrecejo: bhrumadhye, adonde se dirige el prana.

Con el cuarto vinyasa se exhala, se camina hacia atrás y se sostiene el cuerpo en chaturanga dandasana activando la musculatura abdominal y pélvica, el bandha, para permitir que de nuevo se produzca una liberación de apana pero sin permitir que el prana escape y en consecuencia la postura se colapse.  El drishti vuelve a ir a la nariz: nasagre.

El quinto vinyasa, regido por la inhalación, es otra intensa apertura de la parte frontal del cuerpo, pero esta vez desde los pies hasta la cabeza: urdhva mukha svanasana o perro boca arriba.  La energía se mueve a lo largo de toda la parte frontal, limpiándola.  El dristhi vuelve al entrecejo: bhrumadhye.

La siguiente exhalación nos lleva a adho mukha svanasana o perro boca abajo: el sexto vinyasa.  La postura se mantiene cinco respiraciones pausadas, llevando el proceso de limpieza a la parte trasera del cuerpo.  El abdomen se encuentra metido hacia dentro -uddiyana bandha-, el ano se contrae -mullah bandha- y la barbilla oprime ligeramente la garganta -jalandara bandha-, lo que permite mantener estable el asana y, en términos energéticos, elevar el prana e impedir que se escape por la parte inferior de la columna vertebral o por la garganta.  El drishti se sitúa ahora en el ombligo: nabicakre, el punto donde el prana circula y apana se purifica bajo la acción de los cerrojos o bandhas.

Los tres bandhas, que entran en acción simultáneamente en adho mukha svanasana.
Tras las cinco respiraciones, el séptimo vinyasa coincide con el tercero.  Inhalando y recogiendo prana, se camina hasta el frente de la esterilla de nuevo y se abre la parte frontal del cuerpo.   El drishti de nuevo en el entrecejo: bhrumadhye.

El octavo vinyasa coincide con el segundo.  Nueva exhalación, nueva liberación de apana para dejar espacio al prana.  Drishti a la nariz: nasagre.

Y, por último, el noveno vinyasa, que cierra el círculo regresando al punto de partida del primer vinyasa: manos arriba, alargando y llevando el prana a la parte frontal del cuerpo con el drishti en los pulgares: angusthamadhye.  Exhalando, se regresa a la posición de partida: samastitih.

Relación entre el cuerpo físico y el cuerpo energético.


¿De qué va surya namaskar, más allá de constituir una interesante coreografía que nos hace entrar en calor y romper a sudar?  De nuevo, la verdadera naturaleza del saludo al sol, así como de la práctica de Ashtanga Yoga en conjunto, es limpiar el cuerpo a través de movimientos de energía.  Con cada respiración y movimiento se limpia y abre el cuerpo; pero en una suerte de limpieza y apertura que van mucho más allá del mero plano físico.

Los sabios de la antigüedad no contaban con las sofisticaciones de la ciencia moderna: no sabían nada de rayos X, escáneres, microscopios o análisis de sangre.  Su conocimiento llegó no a través del lado lógico, sino de la percepción intuitiva, lo que les permitió ver los problemas que acechan al ser humano de una manera muy particular y que no se puede entender desde la perspectiva analítico-lógica de la ciencia moderna.  Al igual que la acupuntura no tiene sentido desde el punto de vista de la medicina occidental, la cual jamás reconocerá la existencia de meridianos y del chi, tampoco es posible hallar explicaciones científicas a muchos de los conceptos que se manejan en el yoga y que me dispongo a describir ahora.  No se trata de ningún ejercicio de fe: la experiencia ha demostrado que técnicas que trabajan directamente sobre el cuerpo energético del ser humano, tales como la acupuntura o el yoga, obtienen resultados tangibles sobre el cuerpo físico.

De acuerdo con el yoga, el cuerpo humano se halla constituido por cinco capas o planos de existencia: los koshas.  El cuerpo físico o annamaya kosha, objeto de interés de las ciencias empíricas actuales, es tan sólo uno de los planos.  Inmediatamente debajo -o encima, según se mire- se encuentra el cuerpo energético o pranayama kosha.  Ambos pertenecen al mismo ser, se retroalimentan, y no resulta posible aislarlos ni entender a uno sin el otro.

Los cinco koshas.
De este modo, lo que para la medicina moderna se reduce a una cuestión física, fisiológica, anatómica, metabólica u orgánica, desde el punto de vista del yoga puede tener explicaciones mucho más sutiles.  La manifestación en el plano físico de la energía del cuerpo energético se reduce al oxígeno de la respiración y al calor de los procesos metabólicos celulares.  Sin embargo, en el plano del cuerpo energético, la energía vital o prana responde a un concepto mucho más elevado que un simple gas respirable.  Según este punto de vista, al tiempo que el oxígeno entra en los pulmones y a través de las arterias se distribuye por el cuerpo, el prana entra en el cuerpo y circula a través de los nadis, una compleja red de canales internos de energía.  El prana es el óxigeno al mismo tiempo que algo intangible: una energía universal que se manifiesta de muchas maneras diversas y que en el ser humano lo hace en forma de energía vital.  Millares de nadis recorren nuestro cuerpo pránico, siendo los tres principales: sushumna, ida y pingala.  Sushumna atraviesa el centro de la columna vertebral y coincide con el principal canal del sistema nervioso en el cuerpo físico pero, ojo, los nadis no tienen porqué corresponderse con nervio, arteria o ganglio alguno, porque lo que circula a través de ellos, en un plano distinto de existencia, es el prana.

Los tres nadis principales y sus intersecciones sobre los chakras.
Los famosos chakras no son otra cosa que puntos situados sobre la columna vertebral en los que se producen importantes intersecciones de nadis, conformando "nudos" energéticos.  Casualmente -o "causalmente"-, cada uno de estos nudos coincide con alguno de los principales plexos o intersecciones de nervios y vasos sanguíneos y linfáticos del cuerpo físico: el plexo coxígeo -muladhara chakra-, el plexo pélvico -swadistana chakra-, el plexo solar -manipura chakra-, el plexo cardíaco -anahata chakra-, el plexo cervical -visshudha chakra- y el quiasma óptico -ajna chakra-.  El último y más elevado de los chakras -sahasrara chakra- situado en lo alto de la coronilla, desde el punto de vista del yoga representa la frontera, el puente entre el cuerpo energético del ser humano y su espiritualidad.

Tradicionalmente, y en este caso con la lógica sí que nos puede resultar suficiente, se ha relacionado a cada uno de estos chakras con diversas características del ser humano.  Los tres chakras inferiores se corresponden con las funciones de excreción, de reproducción, de digestión y también con emociones primarias como la sexualidad, el deseo o la ira.  A medida que se asciende, los chakras son, por así decirlo, más "elevados".  De esa manera, en anahata nos encontramos con el amor, en visshudha con la comunicación, en ajna con la inteligencia y la intuición y por último, en sahasrara, con la espiritualidad.

Yoga chikitsa - yoga terapia.


Según la teoría de chakras, la armonía vital se alcanza sólo cuando todos los chakras están alineados.  En términos fisiólogicos podría decirse que cuando la columna está estirada y la circulación sanguínea, linfática y nerviosa son óptimas.  La alineación de los chakras, no obstante, es una tarea difícil debido a la existencia de tres fuerzas -tamas, raja y sattva- que actúan sobre los nadis y en algunos casos los descompensan.  Sattva es la fuerza de la pureza, de la luz, de la armonía.  Raja es la fuerza de la pasión, de la agitación, del movimiento, del cambio.  Tamas, por último, es la fuerza relacionada con la pesadez, la oscuridad, la estática, la gravedad, la tendencia a caer, envejecer, morir y corromperse.  Tamas se alimenta de los venenos o kleshas que impregnan al ser humano y cuya consecuencia es la acumulación de apana: miedo a la muerte, aversión, apego a la continuidad, egoísmo e ignorancia espiritual.  Como resultado de la acción de los kleshas y de tamas, de los cuales no es posible escapar y cuya expresión energética es apana, los chakras tienen tendencia a desplomarse hacia abajo, hacia muladhara chakra, que a su vez también cae.

Las consecuencias fisiológicas de este desplome del chakra inferior, el de las necesidades físicas y el deseo sexual y con tendencia a colmarse de pesado apana, pero también el chakra de la estabilidad, el de estar enraizado sobre el suelo, son una postura caída, la espalda encorvada, debilidad, y en último término prolapsos, hernias y la pérdida de control de los esfínteres...  Según esta visión, a la postre, toda enfermedad física o mental se puede llegar a explicar en términos energéticos, en chakras descompensados o en bloqueos de nadis.

Por lo tanto, la idea en la práctica de Ashtanga Yoga es trabajar con la respiración y con contracciones del cuerpo físico para acceder al cuerpo energético y lograr que los chakras regresen a su posición de equilibrio y, al recuperar su armonía, se recobre la salud física y mental y se logre quizás el desarrollo espiritual.  Por suerte, contamos con algunas herramientas que nos permiten ejercer cierto control sobre el cuerpo energético y los flujos de prana y apana, que en cierta manera constituyen los polos positivo y negativo de nuestra particular pila energética.  Así, tal y como se ha descrito, con cada inhalación introducimos prana y con cada exhalación expulsamos apana, energía pesada, estancada, polución, dejando espacio a nuevo prana.  Es decir, al inhalar el prana baja, entra en el cuerpo y se distribuye, y al EXHALAR, al expulsar apana y crear espacio, el prana SUBE.  De ahí la importancia de la exhalación.  El simple hecho de expulsar aire hace fluir el prana hacia arriba a través de los nadis, lo cual eleva, estabiliza el muladhara chakra e invierte la tendencia de tamas.  Para intensificar esta acción, se utiliza el mula bandha, la contracción del ano y elevación del suelo pélvico y el uddiyana bandha, la contracción y succión del abdomen.

Representación de Agni, el dios del fuego.
¿Cómo nos deshacemos de apana?  En el caso del dióxido de carbono y de los excrementos está claro pero, dado que apana constituye un concepto energético mucho más sutil que los meros desechos orgánicos, parece que hace falta algún otro sumidero energético en el que librarnos de toda esa carga apánica.  Los sabios en la India hablaban de agni, el fuego purificador.  La iconografía hindú lo representa como una deidad en llamas que no envejece porque su fuego se renueva cada día.  Según algunas interpretaciones, agni es la expresión de purusha, la conciencia pura, el alma eterna, y habita dentro de todos los seres humanos en la región del ombligo, hogar del estómago y de manipura chakra.  El fuego se expresa en forma de calor, de determinación, de fuerza de voluntad, en su caso extremo de ira, y también en las funciones de digestión y purificación.

Lo que se pretende en yoga chikitsa -yoga terapia- es elevar muladhara chakra, donde se ha concentrado apana como consecuencia de tamas, para acercarlo a agni, el fuego purificador, que eliminará y limpiará toda esa suciedad energética.  En los ejercicios de pranayama y en algunas posturas, tal que padmasana, se añaden elementos adicionales: rechaka kumbhaka, o retención a pulmones vacíos, puraka kumbhaka, o retención a pulmones llenos, y jalandhara bandha, o compresión de la garganta con la barbilla.  En todos ellos, lo que se persigue es elevar muladhara en la exhalación, bajar agni hacia muladhara en la inhalación al tiempo que se mantiene elevado muladhara mediante la acción de los bandhas, y entre tanto, mediante el cerrojo de la garganta, mantener al prana confinado y circulando.

La primera serie de Ashtanga Yoga, que en su mayor parte se compone de flexiones hacia adelante, incide en todos estos conceptos.  Las flexiones hacia delante alargan la exhalación, comprimen muladhara, el asiento de apana, y lo elevan hacia el fuego agni.  Al mismo tiempo, se mantiene mula bandha y uddiyana bandha, empujando apana todavía más hacia agni.  Las posturas con medio loto y con torsiones en las que el pie presiona contra el bajo abdomen, refuerzan aún más esta compresión y elevación de apana hacia el fuego purificador.

Con esto se explica también aquello de que las posturas invertidas sean tan importantes.  Algunas tradiciones consideran a salamba sarvaungasana y a sirsasana la madre y el padre de todas las asanas.  Al colocarse boca abajo en posición invertida, se anula la acción de la gravedad, de tamas, y muladhara chakra con su carga de apana se eleva -cae hacia el suelo- por efecto de la gravedad, acercándose a agni que, al ser una llama de fuego que de forma natural arde hacia arriba, se acerca a muladhara sin mayor esfuerzo.  Igualmente, esto explica que se recomiende a las mujeres no practicar durante los primeros días de la menstruación y no realizar posturas invertidas durante todo el período.  La menstruación no deja de ser una evacuación de apana, y dado que todo este sistema está orientado a contrarrestar apana e invertir su flujo, conviene no interferir demasiado en lo que al fin y a la postre es un necesario proceso natural de expulsión de energía tamásica.  Sería algo así como hacer todo lo posible por retener los excrementos dentro de los intestinos o de la vejiga en vez de dejarlos marchar.

Prana y apana, un equilibrio de energías opuestas harto difícil a veces.
En resumen, la práctica de Ashtanga Yoga ha de ser entendida no como una exhibición de posturas encaminadas a conseguir un cuerpo tonificado y bonito, sino como una terapia destinada a resolver los bloqueos energéticos que en el cuerpo material se manifiestan en forma de dolencias físicas, trastornos psicológicos y problemas emocionales.  A diferentes niveles, todos los seres humanos precisamos de esta terapia, porque ninguno nos vemos libres del influjo de apana, una forma de energía estancada y pesada que nos condiciona y que ha de ser limpiada para mantener o recuperar la salud y abrir nuestra mente a estados elevados de conciencia.  Las herramientas con las que contamos para conseguirlo son nuestro propio cuerpo, nuestro esqueleto y músculos, nuestra mente y la acción de la respiración.  Ésta desempeña un papel fundamental porque representa la principal fuente de prana a nuestro alcance y ha de constituir toda nuestra prioridad en la práctica.  No habrá asana sin respiración, y sin respiración no habrá asana.

Colocarse sobre la esterilla con todas estas ideas en mente resulta muy reparador.  Cuando se aprende a afrontar la práctica como una disciplina de movimiento de energías y de control de la mente y de la respiración, se produce un antes y un después.  Como decía Guruji, señalándose al pecho: "Ahí dentro hay una caja dentro de la cual está atman, la conciencia pura.  Regresa a ese lugar.  Eso es el yoga."