Hace dos
posts que vengo intentando publicar
cierto artículo que apareció a finales del mes de enero en la página web Sonima bajo la rúbrica de Sharath Jois. Sin embargo, la introducción se me ha ido de las manos no una sino dos veces, adquiriendo tal envergadura que las palabras de Sharathji habrían quedado ensombrecidas en su mayor parte, por lo que finalmente he optado por publicar de manera independiente lo que en principio estaba destinado a ser meras introducciones. Así es cómo fueron concebidos los dos
posts anteriores y -a la tercera va la vencida- me he propuesto, ahora sí, divulgar la traducción del artículo firmado por Sharathji.
El tema del artículo es la postura de yoga, el asana. Sharath, pese a que enseña un método de yoga cuyas clases se encuentran centradas en la realización de asanas y su innegable contribución a que el asana siga siendo el principal estandarte a través del cual el yoga se da a conocer en el mundo, insiste en desligar el verdadero yoga de la mera ejecución de asanas, o al menos de la manera en que el asana está siendo enfocado como un fin en sí mismo.
El asana, no lo olvidemos, es una de las ocho ramas del Ashtanga Yoga de Patanjali; supone una de las porciones del pastel y ni siquiera la más importante, ocupando una discreta tercera posición después de yama y niyama o más exactamente la sexta si concedemos el primer lugar a samadhi, objetivo último del yoga.
A lo largo del texto Sharathji hace hincapié en uno de sus tópicos más repetidos pero que los practicantes de yoga, sobre todo en Occidente, más tienden a pasar por alto: el asana es una plataforma externa que facilita el viaje de conocimiento y renovación internas que propone el yoga. O, en palabras de Krishna Pattabhi Jois: "El yoga es un proceso interno. Lo demás es un circo." Precisamente un artista de circo ejecuta figuras acrobáticas de cara al exterior, con intención de proporcionar espectáculo y atraer la atención del público, mientras que los asanas de un yogui no atañen a terceras personas, sino que son parte de un proceso interno integrado en un método de transformación global que incluye pero no se limita a la parte física. El desarrollo de la fuerza y flexibilidad necesarias para ejecutar asanas complejos serán los efectos colaterales de una práctica introspectiva orientada a mejorar la relación del ser humano consigo mismo y con el resto.
La cruzada en la que Sharath parece estar embarcado no va en contra del
asana, sino en contra de la obsesión hacia el
asana, hacia la impaciente, codiciosa e insaciable persecución de más y más posturas cada vez más complicadas, como si el progreso en el yoga estuviera indisolublemente unido a la ejecución de
asanas complejos y hubiera que hacer todo lo posible por llegar ahí cuanto antes. Unas palabras que cobran especial significado cuando el que las firma es el mismísimo Sharath Jois, cuya práctica de
asanas quizás sea una de las más avanzadas que jamás se hayan visto.
Tal vez parezca un contrasentido que un gurú de yoga hable a través de Internet, pero desde mi punto de vista es de agradecer que Sharathji haya optado por subirse al carro de las tecnologías y que a través de plataformas digitales como
su cuenta de Instagram y esta misma web Sonima esté haciendo llegar esta clase de mensajes a todos los rincones y no sólo a los oídos de los que tienen la suerte de viajar hasta Mysore. Esa dualidad de la que hablé
en el anterior post entre lo tradicional y lo moderno le ha llevado a mantener inalterada la enseñanza que recibió de Guruji al mismo tiempo que se adaptaba a las circunstancias de la época que le ha tocado vivir, tema acerca del cual también escribí
en el otro post.
Pero como me había propuesto no volver a tropezar con la misma piedra en esta introducción, no iré más allá. Así que, sin más dilación, aquí dejo el texto traducido:
Sharath Jois sobre porqué nunca es bueno demasiados asanas.
El yoga es un proceso natural que tiene lugar a lo largo del tiempo. El asana, por el contrario, no sucede de forma natural. Para que el yoga resulte efectivo, es necesario aprender un método. Ambos requieren de tiempo, al igual que ocurre con cualquier transformación. Aunque al cabo del tiempo puedes vivir en yoga de manera natural sin esfuerzo, hacer demasiados asanas nunca es bueno.
Asana es una de las ocho ramas de Ashtanga Yoga y es una de las formas de conocer el cuerpo y los sentidos. Hacer asanas puede ayudar a que uno alcance un nivel de consciencia superior porque al hacer asanas ocurren muchas cosas. Tu cuerpo se vuelve más fuerte y más estable y, a través de una respiración adecuada y el vinyasa, la mente se torna tranquila y más estable. Aunque retorcer y doblar tu cuerpo pueda suponer un aspecto muy fascinante de tu práctica de yoga, su principal propósito es ser una parte importante de tu sadhana o práctica espiritual en todo su conjunto.
Por desgracia, hoy hay demasiadas personas obsesionadas con hacer asanas. Creen que cuanto más doblen sus cuerpos, más lejos llegarán a la auto-realización. Muchas veces, veo a gente estirando demasiado. Retuercen y giran sus cuerpos y a veces se pasan de rosca, practicando por la mañana y después por la tarde de nuevo. Ciertamente, cuanta más atención inviertas en tu práctica, más conocerás tu cuerpo. Pero, a menudo, tratamos de ir demasiado lejos demasiado rápido, con la idea de que alcanzaremos algún lugar mejor más rápido. Este enfoque es una forma segura no sólo de lastimar tu cuerpo, sino también tus sentidos e incluso tus órganos. Hacer demasiadas asanas nunca te llevará más cerca de la espiritualidad o la auto-realización, sino que de hecho puede alejarte de ellas.
Parte de la razón por la cual la gente está obsesionada con hacer asanas es porque en Internet hay un montón de información sobre ello. Alguien sabe cómo hacer esta postura o aquélla así que publican una fotografía e incluso describen cómo hacerla. La gente también se centra demasiado en los asanas porque cada vez que alguien imparte un gran workshop acerca de cómo hacer el pino o los puentes, el taller se llena. Enseñar a hacer el pino ni siquiera se acerca al yoga. Para experimentar el yoga, no es necesario imitar la manera en que otra persona ha aprendido a hacer una postura. Aquí es donde la gente pierde el punto esencial de lo que deberían enseñar.
En torno al yoga está habiendo demasiadas charlas y poca experiencia. Si alguien imparte una conferencia y resulta muy preciso, tú no vas a experimentar el yoga. Alguien en un taller o en una clase puede colocarte en una postura y tratar de explicarte que la energía está fluyendo de esta o de aquella manera, pero todos tenemos estructuras y cuerpos diferentes. Un gurú no te enseñará la técnica para experimentar yoga. Él o ella te enseñará cómo experimentar el yoga de forma natural, en tu propio cuerpo, cómo permanecer cómodo en una postura, lo cual implica mucho más que un fin de semana y va mucho más allá de lo que se puede enseñar en un taller.
Un profesor o gurú entiende en primer lugar la experiencia de yoga. Antes de esto, él o ella nunca puede entender el cuerpo y el espíritu de la otra persona. Un gurú es alguien que intenta enseñar posturas que ayuden al estudiante. Si continúas dando charlas sin experimentar, es imposible guiar a nadie hacia el yoga. Todo el mundo tiene que experimentar la postura por sí mismo, lo cual será una experiencia diferente a la de su gurú. El método es el mismo, pero la experiencia que cada cual necesita requiere de cierta apreciación e inteligencia.
El yoga es un proceso natural, pero tienes que entender cómo ocurre el yoga. Si mantienes cierta actitud y disciplina, devoción y dedicación, entonces los cambios ocurrirán. La transformación se vuelve espiritual, tu mente y todo gira hacia la divinidad. Puedes empezar a mirarte a ti mismo. Puedes continuar en una búsqueda de auto-realización y evitar ciertas cosas que perturben tu mente y no te permitan crecer espiritualmente. Si tienes el deseo de aprender sobre espiritualidad, entonces adopta un método y la experiencia fluirá de modo natural. Para eso necesitas un método. Nadie puede imponerlo sobre ti o forzarte a que lo hagas.
En vez de esforzarse en hacer el pino, los estudiantes deberían trabajar en los cimientos del yoga, los yamas y los niyamas. En lugar de hacer acrobacias, tienen que buscar esta consciencia elevada y fortalecerla en su interior. Para practicar yoga, en primer lugar tenemos que entender y corregir nuestras bases. Para fortalecer nuestras bases, debemos adoptar un método. Asana es un camino para fortalecer nuestros cimientos y nos conducirán hacia la espiritualidad y a un nivel superior en nuestra práctica. Pero en lo que respecta al asana, deberías hacerlo con astucia, con consciencia, y no sólo pensando intelectualmente o imitando la experiencia de otros.
Cuando las bases son correctas y fuertes, el yoga ocurre de manera natural. Si intentas hacerlo a la fuerza, intentando replicar la manera o enfoque de otra gente, nunca ocurrirá. No puedes desear que el yoga suceda. Es un proceso natural. Cuando adoptas un método, sólo entonces puedes experimentar ciertas cosas que no has experimentado en tu interior. Experimentas algo que te hace sentir la dicha y eso sólo ocurre naturalmente.
Puedes descubrir y entender muchas cosas a través de la práctica de asanas cuando la haces con consciencia. Pero hacerla una y otra y otra vez, y hacerla demasiado, dañará tus sentidos y tu cuerpo. Te castigará con muchas lesiones. Estas cosas ocurren si no lo haces de la manera adecuada.