Al principio no había nada: sólo consciencia pura, verdad absoluta, potencial infinito sin principio ni fin, dormido en la inmensidad del océano eterno Karana. Después, con el despertar del Gran Creador, surgió la luz y la vida.
El Gran Creador (Gran Vishnu -MahaVishnu- o Shiva, puesto que diferentes fuentes consideran a uno surgido del otro y viceversa), se erige al mismo tiempo en Preservador -Vishnu- y Destructor -Shiva- del Universo Primordial. A su vez, el Gran Vishnu adopta diferentes formas y con la inhalación de cada una de ellas nace un Brahma, que vive durante cien años y muere al terminar el aliento.
Un universo de Brahma dentro del Océano Primordial. |
Cada Brahma, al nacer, crea un nuevo universo en el interior del Universo Primordial. Un día en la vida de Brahma se conoce como kalpa y tiene una duración de más de cuatro mil millones de años. Cada kalpa es regido por catorce manus sucesivos que regulan el universo y cada uno de los cuales vive durante 71 chaturyugas, cuartetos de yugas o eras.
Tras la muerte del decimocuarto manu, el día de Brahma llega a su fin y con él el Universo perece. Al caer la noche, Brahma descansa durante un kalpa entero y, al amanecer despierta y crea una nueva secuencia de catorce manus, repitiéndose el ciclo una y otra vez hasta completar los cien años de vida de Brahma o 311 millones de millones de años terrestres. Casi nada.
Estructura de la vida de Brahma y de su universo asociado. En la actualidad nos encontramos en una era kali yuga. |
En esta escueta y seguramente imprecisa descripción se han expuesto los grandes ciclos de la creación del universo -multiverso- de acuerdo con la cosmología hindú. Aunque de proporciones inmensas, evocan sin cesar ciclos tan familiares como el día y la noche, el despertar y el descanso y la inhalación y la exhalación.
Conociendo esto, se entiende que en las tradiciones de yoga se preste tanta atención a los ciclos. En el linaje de Ashtanga Yoga, por ejemplo, se recomienda empezar la práctica temprano saludando al sol del nuevo día, se respetan los días de luna llena y nueva, y al igual que la vida misma, la práctica comienza con una inhalación y termina con una exhalación. La práctica entera, de hecho, desarrollada sobre inhalaciones y exhalaciones, es una sucesión circular de ciclos de ida y vuelta que regresan continuamente al punto de partida.
En efecto, como si de un juego de muñecas rusas se tratara, en cierto modo se puede entender que cada pequeño ciclo refleja y honra ciclos mayores, en algunos casos colosales. El ser humano inhala y exhala cada escasos segundos al igual que su corazón late y parpadean sus ojos. Son ciclos cortos que se repiten miles de veces cada día. Sin embargo, el ser humano abre también una vez los ojos cada día cuando despierta y los cierra una vez cuando duerme, y sin duda una última y primera respiración acompañan también al gesto de perder y recuperar la consciencia en el proceso onírico.
A su alrededor, ciclos similares se suceden continuamente. Cada poco menos de un mes, la luna oscila, afectando mareas, ciclos menstruales y estados de ánimo, las fases del sol se suceden, con sus días y noches más largas y más cortas y sus cambios de estación. El ser humano da inicio a su propia vida con una inhalación, dolorosa, cuando los pulmones del recién nacido se abren por primera vez para recibir aire del exterior, y terminan cuando el moribundo expira su último aliento.
Representación de los multiversos en la cosmología hindú. |
Ciclos, ciclos por doquier. El ser humano no es mas que una pequeña parte, tan insignificante como una mero llenar y vaciar de pulmones pero a la vez tan crucial. No en vano es la respiración de cada una de las formas de Vishnu en el Universo Primordial la que da origen a Brahma y a su universo. Brahma no vive más que durante un ciclo de respiración, y él mismo y su universo, con toda su riqueza y complejidad, sus más de 300 millones de millones de años terrestres, surgen y desaparecen por siempre en menos de lo que en otra esfera se tarda en pestañear. Como el anochecer del día, la luna nueva, el final de una estación o el terminar del año, perdidos en la colosal inmensidad del cosmos que los alberga y cuya relativa fugacidad en cierta manera le recuerdan al propio cosmos que él tampoco está destinado a durar para siempre. En otro lado del Gran Océano, una exhalación lo hará desaparecer, a éste y a otros tantos universos, pero la siguiente inhalación en seguida volverá a hacer surgir un sinfín de universos, perpetuando los ciclos. Por lo tanto, ¿qué es la respiración humana al lado del día y la noche, las fases de la luna o las del sol? ¿Y qué es la propia vida humana al lado de los planetas, las estrellas, las galaxias y las imponentes distancias y tiempos siderales, en éste y otros universos? Pues nada... y todo.
Cartel inaugural de Ashtanga Yoga Bilbao del 21 de septiembre del 2015. |
Acerca de todo esto he querido reflexionar en un día como hoy en el que Ashtanga Yoga Bilbao cumple su primer año de existencia, su primer ciclo solar que, curiosamente, la casualidad o el destino quisieron que coincidiese con el equinoccio de otoño, el instante en que el sol se encuentra justo sobre el plano del ecuador terrestre y el día y la noche tienen exactamente la misma duración A partir de ahora, la noche se irá haciendo cada vez más larga y el día más corto hasta llegar al solsticio. Ashtanga Yoga Bilbao ha cumplido un año o, dicho de otro modo, ha completado su primera respiración en sincronía con el sol. Un ciclo en el interior de otros ciclos que a su vez contiene otros ciclos. Dentro hemos estado todos nosotros, profesores y estudiantes de Ashtanga Yoga Bilbao entrando y saliendo, inhalando y exhalando, arriba y abajo, adelante y detrás. A todos nosotros: ¡felicidades y gracias! ¡Seguiremos formando parte de esta aventura, en las pequeñas y grandes escalas de la existencia!